¿Han sentido cómo en un contexto especial o bajo instrucción se nos prende algún switch mental y es entonces cuando logramos conectarnos con un tema y empezar a pensar de manera crítica?
Esta particularidad acerca de cómo logramos acceder a nuestro pensamiento crítico inspiró un proyecto llamado “Culturas de pensamiento” en Project Zero.
Al preguntarse por qué necesitamos un “gatillo” para pensar de manera crítica, los investigadores encontraron que el pensamiento crítico está compuesto por tres elementos: inclinación (motivación), habilidad (conocimiento), y sensibilidad (reconocer la oportunidad).
Aunque creamos que lo que nos hace falta es la habilidad para pensar de manera crítica, la investigación ha demostrado que la mayoría de las “personas saben identificar problemas y hacer preguntas, pero no ven la razón para hacerlo”.
La habilidad e incluso la inclinación de pensar de manera crítica son elementos fundamentales pero latentes e inactivos si no identificamos el momento de ponerlos en práctica. Para facilitar y promover este proceso mental, los investigadores de Project Zero diseñaron lo que se conoce como rutinas de pensamiento.
Las rutinas de pensamiento son herramientas para crear hábitos mentales. Existe un paralelismo enorme entre los componentes del pensamiento crítico y los componentes básicos del emprendimiento.
Al igual que con el pensamiento crítico, existen muchas personas que tienen el conocimiento e incluso la motivación para emprender… pero no lo hacen.
De manera equivocada se siguen capacitando en su habilidad sin tomar en cuenta que lo que necesitan es la sensibilidad de aprovechar las oportunidades para emprender.
La oportunidad para emprender siempre está en identificar un problema que no se haya resuelto; entonces, una rutina de pensamiento que nos ayude a explorar problemas pudiera acercarnos a aprovechar la oportunidad de resolverlos.
“Partes -Propósito- Preguntas” es una rutina de pensamiento diseñada para pensar más allá de lo que es obvio acerca de un objeto o un sistema.
Esta rutina estimula la curiosidad y el hacer preguntas, comportamiento esencial antes de rediseñar o mejorar algo. Para usarla, debemos observar:
1. Partes: ¿Cuáles son las partes de este objeto o sistema? ¿De qué y cómo está compuesto? Analizar las partes de un objeto es ver exactamente qué lo compone. Digamos que estamos analizando una computadora, habría que observar partes como: la pantalla, el teclado, la cámara, el trackpad, el disco duro, etc. La misma línea de pensamiento se puede usar para analizar un sistema desde uno complejo como la democracia o los departamentos de una empresa.
2. Propósito: ¿Cuál es el propósito de cada una de estas partes? ¿Cuáles cumplen con su propósito y cuáles no? ¿Cuáles cumplían con un propósito originalmente, pero ahora son obsoletas? Cuestionar el propósito de cada una de las partes nos lleva a preguntarnos cuáles partes funcionan y cuáles no, para usar aquellas que no como el punto de partida.
3. Preguntas: ¿Qué preguntas me quedan después de esta exploración? ¿Cómo pudiera conocer más acerca de cómo, cuándo y por qué se construyó? O, ¿por quién y para quién? ¿Cómo funcionaría de manera diferente en mi país o con una población específica? Terminar una rutina de pensamiento con preguntas nos permite irnos más allá del objeto o sistema en sí, y pensar críticamente acerca de cómo lo podríamos mejorar. Esta es solo una rutina de pensamiento que podemos empezar a utilizar.
Lo ideal sería empezar a utilizarla para analizar todo lo que nos rodea: desde los objetos que usamos hasta las estructuras en las que trabajamos para pensar cómo podrían ser mejores.
La idea detrás de las rutinas de pensamiento es que debemos llevarnos a usarlas en momentos donde parecen innecesarias, para acostumbrarnos a pensar de esa manera. Solo así estaríamos pensando de manera crítica cuando nos encontramos con un objeto o sistema que no funciona.
Y es en ese momento de análisis donde percibimos la oportunidad de hacer algo al respecto.
En un país donde casi todo funciona tarde o a medias, no importa cuánto sepamos de cómo se podrían mejorar ni cuánto quisiéramos mejorarlo.
Lo único que importa es aprovechar la oportunidad, el espacio y este momento… para hacerlo.
Sígueme en Instagram @stefycohen, donde compartiré otras rutinas de pensamiento aplicables al emprendimiento y donde mañana a las 9 p.m. haré un Instagram Live para contestar preguntas.
La autora es promotora de emprendimiento.