El hombre que encabezó la transformación de Petrobras desde un monopolio petrolero estatal a una pujante sociedad pública-privada hace más de una década volvió a la jefatura de la empresa con otra tarea monumental.
Pedro Parente tiene mucho que arreglar. Desde que salió de Petrobras en 2003, se han perdido $200 mil millones de valor para los accionistas por la corrupción y la mala gestión, además, se ha cargado a la empresa, antes conocida como Petróleo Brasileiro, S.A., con una deuda de $130 mil millones.
Petrobras, que está en el centro del mayor escándalo de corrupción de Brasil, también enfrenta una investigación del Departamento de Justicia de Estados Unidos y demandas de inversores en Estados Unidos y Europa. La producción de la compañía es mucho menor a la prevista, pese a inversiones de $300 mil millones desde 2003, porque los bajos precios del crudo han hecho que prometedores hallazgos resulten poco rentables de explotar.
Aquellos que han visto cómo en el pasado Parente logró mejoras importantes en empresas dicen que su paciencia y profesionalismo ayudarán a encarrilar a Petrobras, que enfrenta la resistencia de sindicatos y de aliados políticos.
“No existe mejor persona para Petrobras en este momento: Parente conoce la empresa desde dentro”, comentó Ricardo Lacerda, un exjefe de banca de inversión para Latinoamérica en Goldman Sachs Group Inc. y Citigroup Inc., y que asesoró a Petrobras cuando Parente presidía el directorio.
Parente, de 63 años, tiene una amplia experiencia solucionando problemas. Estudió ingeniería, pero se convirtió en banquero. En la década de 1990, ayudó a reestructurar la deuda de Brasil, permitiendo que la inversión extranjera volviera al país. En 1999, el entonces presidente Fernando Henrique Cardoso convirtió a Parente en su jefe de gabinete y su gestión durante la crisis eléctrica de 2001-2002 cimentó su reputación.