Los esfuerzos del presidente Michel Temer por reparar la tensa relación de Brasil con las mayores compañías de petróleo del mundo se pondrán a prueba hoy cuando su gobierno subaste 287 bloques de exploración.
Temer, quien se convirtió en presidente el año pasado tras la destitución de su predecesora, impulsó rápidamente regulaciones favorables al mercado y amplió el acceso a los recursos para atraer a productores como Royal Dutch Shell, Total SA y Exxon Mobil Corp.
La ronda petrolera más reciente de Brasil en 2015 fracasó en un momento en que las condiciones eran menos atractivas para los operadores extranjeros.
Brasil también está vendiendo centrales eléctricas, su principal empresa de servicios públicos e incluso la Casa de Moneda para acelerar el lento ascenso desde la recesión más profunda que haya sufrido el país.
Abrió la región petrolera de alta mar más preciada del país al control extranjero y redujo los requisitos que exigían comprar bienes y servicios a proveedores internos para hacer frente a las quejas de los perforadores.
Los funcionarios pronostican una fuerte participación en la venta de hoy, lo que servirá como indicador de la confianza de los inversionistas en la recuperación de Brasil. “El éxito de las subastas se medirá por la calidad de las empresas que presenten ofertas”, dijo el 21 de septiembre Decio Oddone, jefe de la Agencia Nacional de Petróleo.
“Si las rondas de este año tienen éxito, dejarán a Brasil codo a codo con los mayores productores de petróleo del mundo”. El gobierno de Temer tiene planeado un total de nueve subastas de petróleo que espera atraigan hasta $80 mil millones en inversiones durante la vida de los proyectos.
Brasil tiene otras dos subastas planificadas para octubre para áreas en la región del presal marino que alberga los yacimientos de petróleo más productivos del país sureño.