La compañía debe lograr un apoyo superior al 50% de sus accionistas para vender su negocio celular a Telefónica Móviles de España, pero a sus socios minoritarios les disgusta la transacción y podrían poner las trabas necesarias para impedirlo.
"El proceso ha sido poco transparente", dijo Canio Corbo, socio de la administradora de fondos de inversión Compass, titular de acciones y frecuente asesor de inversores externos.
Las críticas de varios accionistas institucionales y la posibilidad de que la operación no se realice detuvo la caída de más de 10% que tuvo la acción de CTC en la última semana, logrando avanzar casi 4% en las últimas dos jornadas.
La decisión de enajenar su área de mayor crecimiento en los últimos años, resuelta hace dos semanas por el directorio, debe ser ratificada por la mayoría de una junta de accionistas que debe realizarse antes del 18 de julio.
Pero los accionistas minoritarios que representan el 5% de los votos podrían apelar a una nueva ley que les permite llamar a otra junta de accionistas, previa a la citada por CTC, para subir el quórum de aprobación de la venta a dos tercios de las acciones, un escenario cuesta arriba para el directorio.
La venta es impulsada por el controlador de CTC, Telefónica de España, que pretende aunar todos sus activos regionales de telefonía personal bajo su unidad Telefónica Móviles. Pero para ello cuenta sólo con el 43.6% de los votos.
Dado que las administradoras de fondos de pensiones (AFP) tienen casi un cuarto del negocio, son clave para definir la situación. Aunque al principio las AFP habían dado señales de respaldo a Telefónica.
"En principio, no me parece bien porque la compañía se está deshaciendo de lo mejor que tiene", dijo Fernando Echeverría, de la Fundación Arturo Irarrázaval Correa, uno de los 20 mayores accionistas de la serie B de CTC.
