Los precios de futuros del petróleo han superado sus máximos de tres años, el acuerdo de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) ha reducido millones de barriles de inventario en todo el mundo y los inversores apuestan en cifras récord a que los precios pasarán los 80 dólares e, incluso, llegarán a 90 dólares el barril este año.
Pero los mercados físicos para los envíos de crudo cuentan una historia diferente.
Los precios al contado sufren sus mayores descuentos en años frente a los de los futuros, debido a la débil demanda de los refinadores en China y una acumulación de cargas en Europa.
Los vendedores luchan por encontrar compradores de cargamentos de África occidental, Rusia y Kazajistán, mientras que los cuellos de botella en los oleoductos dificultan el suministro en el oeste de Texas y en Canadá.
La divergencia es notable porque, tradicionalmente, los mercados físicos se consideran como un mejor indicador de los fundamentos a corto plazo.
Los operadores que venden cargas a refinerías en todo el mundo dicen que los especuladores están en terreno inestable, ya que manejan unos mercados de futuros por encima de los 70 dólares el barril, sus niveles más altos en tres años y medio, por temores sobre un suministro más ajustado de Venezuela y el impacto potencial de las sanciones estadounidenses a la producción de Irán.
Los inversionistas han acumulado millones de dólares en apuestas récord en el mercado de opciones, confiando en un repunte adicional debido a las crecientes tensiones geopolíticas, particularmente en Irán, Arabia Saudita y Venezuela, y el declive global en el suministro.