Diana es una diseñadora gráfica freelance y, últimamente, ha tenido muchos problemas para conseguir clientes. Sus servicios han sido solicitados para una gran empresa que ha sido acusada de corrupción. Por una parte, Diana no quisiera trabajar con esa empresa. Ella activamente ha hecho posts en Facebook en contra de la corrupción y, específicamente, en contra de esa empresa también. Por otra parte, sus deficiencias para vender su trabajo la colocan en una situación económica que la tiene muy nerviosa. El dinero que representaría esta oportunidad le vendría muy bien. Ha pensado que si acepta el trabajo y gana ese dinero, después puede darse el lujo de decirle que no a esa empresa y otras empresas similares. Sin embargo, no deja de pensar en cuánta vergüenza le daría contarles a sus amigos que produjo trabajo para esa empresa.
¿Qué piensas que debe hacer Diana? ¿Qué harías tú si estuvieras en su posición? Este ejemplo ficticio de Diana es una herramienta para reflexionar acerca de las posiciones difíciles en las que podemos llegar a encontrarnos. Las decisiones a tomar en dilemas como este son muy complejas, porque suponen el sacrificio de alguno de los elementos importantes para nosotros. En el caso de Diana, sus opciones son: no aceptar el trabajo, defender sus creencias y atenerse a las consecuencias económicas, y aceptar el trabajo, traicionar sus creencias y sacarle provecho económico o profesional a la situación. ¿Te ha tocado enfrentarte a un dilema de este tipo?
A través de casos ficticios como este, el Proyecto Buen Trabajo nos invita a reflexionar acerca del buen trabajo que queremos hacer y las tensiones que pueden surgir en el camino. Este proyecto, liderado por Howard Gardner (famoso autor detrás del concepto de las inteligencias múltiples), define el “Buen Trabajo” con tres características principales: 1. Excelencia: es un trabajo que realizamos al más alto nivel de nuestras habilidades. 2. Ética: te importan las consecuencias de tu trabajo en el mundo que te rodea. 3. Pasión: es un trabajo que te apasiona y en el que encuentras significado. El Proyecto Buen Trabajo nos invita a que nos vaya bien y a hacer el bien simultáneamente.
Este proyecto busca promover la alineación entre quiénes somos como personas y qué producimos en nuestro trabajo. Aunque esto parezca una conexión obvia, la investigación demuestra que la mayoría de las personas no practican todos sus valores dentro de su trabajo, porque creen que existe una justificación para “ganar dinero ahora” y “hacer el bien” luego. Leyendo acerca de este proyecto, me pongo a pensar que no solo existe una desconexión en nosotros, sino también en cómo percibimos a los demás. No es inusual excusar mal comportamiento personal, porque el trabajo profesional es de buena calidad.
Comparto estas ideas acerca del Buen Trabajo, ya que la necesidad económica nos pone más que menos en la posición de decirle que sí a situaciones con las que no estamos de acuerdo, como ofrecerle servicios a un cliente corrupto o mantener en la empresa a un colaborador porque su desempeño es excelente, aunque su calidad humana no lo sea. Y aunque el debate interno es inevitable, más que nunca necesitamos emprendedores y empresarios honestos que estén dispuestos a alzar su voz, dar la cara y construir empresas íntegras. No importa qué tan pequeña o grande sea nuestra empresa, cada pedazo de buen trabajo que compartimos con el mundo tiene repercusiones mayores de lo que podemos imaginar.
Quisiera concluir con una confesión. Yo fui Diana. He sido Diana en situaciones en que por necesidad o, incluso, vergüenza, no he dicho que no. Y me he arrepentido. En el caso de que tú te hayas arrepentido también, quisiera compartirte una pregunta que ahora utilizo en estas situaciones: ¿me sentiría orgullosa de mostrarle este trabajo a mi familia y amigos? Si la respuesta es sí, avanzo. Si la respuesta es no, aunque sea difícil, me detengo. Tristemente, hemos creado una situación social donde actuar correctamente se siente como “ser el bobo”, porque el resto del mundo siempre “se sale con la suya”. Si soñamos con vivir en un país en el que el bien prevalece, nos toca empezar por nosotros mismos haciendo y exigiendo lo correcto hasta en las más pequeñas de las situaciones.
La autora es promotora de emprendimiento