La calificadora de crédito local de Vladimir Putin ya está funcionando y los competidores extranjeros ya sienten el calor.
En las últimas tres semanas, Moody’s Investors Service Inc. y Fitch Ratings Ltd. han dicho que planean dejar de emitir calificaciones locales antes de aceptar que sus unidades en Moscú sean reguladas por el Gobierno ruso, lo que podría llevar a quebrar autorizaciones internacionales. En tanto las firmas con sede en Nueva York se achican, la empresa conocida como ACRA se prepara para llenar el vacío cuando comience a publicar sus opiniones en el segundo semestre. Rusia está reduciendo los negocios de asesores crediticios extranjeros desde que las rebajas del año pasado llevaron a la deuda soberana por debajo del grado de inversión por primera vez en más de un decenio.
