Nunca como hoy fue tan urgente promover una nueva agricultura capaz de enfrentar desafíos planetarios como la superpoblación, la creciente demanda por alimentos, la crisis energética, el cambio climático y la pobreza.
Reclamemos para la agricultura un rol protagónico en la solución de estos problemas. Nuestra América es diversa y es muy diversa su agricultura, como lo he comprobado durante décadas de trabajo en el Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA).
En el nivel más amplio, el IICA debe consolidarse como la plataforma líder en gestión del conocimiento agrícola, y operar como una “red de redes” que genere espacios de diálogo entre los gobiernos con las organizaciones especializadas en agricultura, ambiente y ruralidad.
Pero hay retos diferentes en cada región y aquí deseo referirme de manera particular a América Central: Belice, Guatemala, Honduras, El Salvador, Nicaragua, Costa Rica y Panamá, pero también a República Dominicana que, aunque no está en la cintura de América, tiene muchísimos lazos con esta región.
Con el papel protagónico de los ministros de Agricultura, será preciso construir un plan regional de cooperación técnica, que se transforme en un mandato vinculante para el IICA y tome en cuenta aspectos clave como los siguientes:
La alta vulnerabilidad ante los huracanes y los efectos del cambio climático.
Los rezagos en la productividad de los principales rubros de la canasta alimentaria.
La necesidad de establecer procesos de agregación de valor local en las principales cadenas agroalimentarias.
La urgencia de generar resultados en desarrollo rural territorial, combate a la pobreza e inclusión de mujeres y jóvenes a los procesos de desarrollo.
El requerimiento de impulsar procesos de capitalización y generación de bienes públicos que brinde soporte a la productividad y competitividad.
La necesidad de emprender una clara ruta de integración de las políticas agrícolas y desarrollo rural de carácter regional, así como también de ampliar acuerdos de complementación con otros países y bloques.
La formación de capacidades en las nuevas generaciones de actores del sector.
Junto con los países definiremos una estrategia integrada al resto del hemisferio, con iniciativas concretas mediante las cuales estas naciones puedan ir al encuentro de sus propios desafíos.