Los esfuerzos de China para promover el uso del gas en lugar del carbón con el fin de reducir la contaminación se enfrentan a la resistencia de compradores que prefieren lo barato a lo limpio.
El mayor consumidor de energía del mundo busca aumentar la cuota del gas natural, que es menos contaminante, del 6% de su matriz energética el año pasado al 10% en 2020.
Sin embargo, aun cuando el Gobierno ha rebajado el costo del gas, sigue siendo casi tres veces más caro que el carbón cuando se lo utiliza para generar electricidad.
Eso hace más difícil que se deje de utilizar un combustible que ahora satisface más del 60% de la demanda.
“No creo que la meta de 10% del Gobierno se vaya a cumplir”, dijo Peter Lee, analista de BMI Research en Singapur.
“Si bien el consumo de gas seguirá creciendo, resultará difícil lograr un salto tan significativo”.
El objetivo de aumentar la dependencia del gas natural se plantea en momentos en que se realizan esfuerzos más amplios para reducir el exceso de capacidad de la minería del carbón en el país y mejorar la calidad de vida en las ciudades sofocadas por el esmog.
Que China consumiera más gas natural sería una bendición para los productores de gas natural licuado, desde Estados Unidos hasta Australia, afectados por una sobreoferta mundial, así como para los proveedores gasíferos vecinos del centro de Asia y Rusia.
Los precios del carbón y los derivados del petróleo probablemente sigan deprimidos en los próximos dos años, lo que hará que el gas natural resulte menos atractivo, según Liu Guangbin, analista de SCI International con sede en la ciudad de Shandong.
La electricidad generada con gas cuesta casi tres veces más que la de carbón, aproximadamente 0.6 yuan el kilovatio/hora en el este de China, mientras que la producción generada con carbón cuesta 0.22 yuan, según Liu.
El Gobierno tiene que rebajar de manera más contundente los precios o adoptar políticas ambientales rigurosas si quiere alcanzar su meta, añadió.
El Consejo Estatal de China, la Comisión Nacional de Desarrollo y Reforma y la Administración Nacional de la Energía no respondieron los pedidos de declaraciones enviados por correo electrónico.
El Gobierno chino controla el precio de los combustibles, desde la gasolina al diésel y el gas natural, como modo de controlar los márgenes de las empresas del Estado y administrar el consumo.
El sistema actual de precios del gas natural, implementado en 2013, está vinculado a los precios de importación del fuel oil y el gas licuado del petróleo, los sustitutos más fáciles para el consumo industrial y residencial, respectivamente.