En tanto los banqueros centrales desde Estados Unidos hasta Europa ven una inflación por debajo de sus objetivos como un dolor de cabeza para la política monetaria, esto puede ser una bendición para el Banco de Rusia.
Una sorpresiva desaceleración de los precios al consumidor por debajo del 4% en julio debe moderar las expectativas de inflación, que el banco central de Rusia llama un “pilar” de sus decisiones sobre tasas, según Alexander Morozov, jefe del departamento de investigación y pronósticos del banco.
Mientras la perspectiva de las personas no se afiance, la política monetaria tendrá que “reaccionar más fuertemente” a las desviaciones en el crecimiento de los precios por encima de la meta, dijo en una entrevista en Moscú.
“La experiencia de otros países muestra que, si la inflación cae ligeramente por debajo de la meta, tiene un importante efecto positivo en las expectativas de inflación: estas comienzan a ajustarse más rápidamente hacia el objetivo”, dijo. “Las expectativas de inflación deberían comenzar a caer de nuevo, y supongo que acelerarán su declive”.
El Banco de Rusia no logró reducir las expectativas, aunque su postura “moderadamente ajustada” llevó el avance de los precios a cerca de un mínimo histórico.
Una subida de los costos de los alimentos hizo que las expectativas de inflación superaran el doble de la meta del Banco Central para el crecimiento de los precios el mes pasado, subrayando el desafío de reanudar los recortes de tasas después de una pausa en julio.
Cuando restan solo tres reuniones este año, los encargados de formular las políticas llevarían su índice de referencia a 8.25% para el final de 2017 desde el actual 9%, según la mediana de los pronósticos en una encuesta de Bloomberg. El banco central dijo en julio que todavía había “espacio” para una relajación en el segundo semestre.