Si el pronosticador interno del Gobierno ruso tiene razón al decir que los precios deprimidos del petróleo vinieron para quedarse, los déficits fiscales del país no se irán hasta final de la década.
Bajo la proyección del ministro de Economía según la cual el petróleo promediará los $40 el barril hasta 2019 inclusive, los libros no se van a equilibrar hasta 2020 o más tarde aún.
Las autoridades buscan el ahorro fiscal de un punto porcentual del producto interno bruto (PIB) por año para que se equilibre el presupuesto para 2019, lo cual según muchos economistas es la mejor esperanza que tiene el Gobierno para impulsar el crecimiento.
El desafío del presidente Vladimir Putin, es administrar el país en una era de austeridad, con una economía hecha pedazos y elecciones este año y en 2018. Un período de déficit sin precedentes durante los 16 años que Putin lleva en el poder significa que el Gobierno tendrá que andar con cuidado para evitar que estalle el presupuesto luego del colapso de petróleo.
“Pese a que el estímulo fiscal y monetario a gran escala resulta eficaz para la reactivación de la actividad económica en el corto plazo, no van a mejorar las perspectivas a largo plazo de la economía rusa”, dijo Sergey Narkevich, analista para Promsvyazbank PJSC en Moscú.
El Ministerio de Finanzas planea transferir unos $30 mil millones de dólares en 2016 desde el Fondo de Reserva. El Fondo de Reserva tenía $45 mil millones a fines de abril, en tanto que el Fondo de Patrimonio Nacional asciende a $73 mil 900 millones.
El presupuesto, con excedente entre 2000 y 2008, fue una pieza clave de la estabilidad económica en Rusia, y permitió al Gobierno acumular reservas y reducir la deuda casi 10% del PIB en 2015 desde un 90% en 1999. El Gobierno ha postergado para el otoño (boreal) la modificación del presupuesto de este año, que sigue basándose en un petróleo a un promedio de $50 el barril.
