Ryanair provocó ayer una ola de indignación entre sus clientes tras anunciar la anulación de miles de vuelos, lo que obligó a su director general, Michael O’Leary, a pedir disculpas y prometer mejoras.
Una situación que, aseguró O’Leary, acarreará “importantes daños a la reputación” de Ryanair.
En un comunicado difundido el pasado viernes, la compañía de bajo coste anunció la anulación de entre 40 y 50 vuelos diarios hasta finales de octubre, un total de unos 2 mil. “Nos confundimos en nuestros horarios de servicio”, reconoció O'Leary en Dublín, en una rueda de prensa organizada de urgencia, prometiendo al mismo tiempo que esto no volvería a pasar.
O’Leary repitió una vez más el mensaje que la compañía viene repitiendo desde el viernes: que las anulaciones afectan al 2% de sus vuelos y tienen el objetivo de restablecer la puntualidad, que disminuyó a principios de septiembre.
Pero estas explicaciones no han convencido a todo el mundo. La comisaria europea de Transportes, Violetta Bulc, dijo en Bruselas que estaba “en contacto” con los responsables de Ryanair y que espera “que respeten plenamente” los derechos de los viajeros europeos.
“Anularon nuestro vuelo tres horas antes y ni siquiera nos podían garantizar que tendremos un vuelo en los tres próximos días”, lamentó una pasajera, Pat Broadhead, en la cuenta en Facebook de Ryanair, tomada por asalto por las quejas de los clientes.

