Aprender haciendo. Esa fue la idea que tuvieron en 2014, Marvin Castillo y su esposa Lorena Degracia para poner en marcha el centro de robótica Panamá STEM.
Tras varios años de capacitación en robótica educativa con Lego Education, acordaron llevar estas metodologías a las escuelas primarias del país con gran impacto social. Así fue como nació la Fundación para el desarrollo de las Steam (Fundesteam).
Con el avance de la tecnología y el uso de la internet, la memoria de data ya no es una forma de aprendizaje correcta, asegura Castillo, director de Fundesteam.
Advierte que pedirle a un niño de primaria memorizar los nombres de los ríos de la vertiente del Atlántico, actualmente no es funcional, ya que todo eso está en Google.
En cambio, desarrollar el pensamiento crítico en los jóvenes y niños que estudian primaria, sembrando el interés por la ciencia, la tecnología, ingeniería, artes y matemática, ayudará a que tengamos futuros ingenieros e ingenieras, doctores y científicos que generarán mayor competitividad para el país, asegura.
Su objetivo es inspirar a las nuevas generaciones a escoger carreras steam (ciencia, tecnología, ingeniería, artes y matemáticas, por sus siglas en inglés) ya sea a nivel de licenciatura o técnico, mediante la implementación de robóticas educativas en más de 300 escuelas y 90 mil estudiantes de todo el país.
Su método se basa en desarrollar un pénsum enfocado en las steam con más de 240 talleres. Cubre todos los grados y estudiantes de las escuelas primarias y capacita a todos los profesores y directivos de las instituciones.
Los directivos de la fundación explican que emplean talleres divertidos para que los niños participen en equipo. “Buscamos un aprendizaje que promueva el conocimiento a través de la investigación como método para enseñar contenidos diversos”.
Juan B. Sosa y Sara Sotillo, ubicadas en la comunidad de Panamá Viejo; José María Torrijos, en Juan Díaz; La Mitra, ubicada en La Chorrera; República de Corea, en el barrio de Samaria en San Miguelito; María Ossa de Amador, en Parque Lefevre y Mateo Iturralde, en Río Abajo, fueron algunos de los centros educativos que recibieron de Fundesteam el set de laboratorio de robótica educativa en 2017.
NUEVOS SELECCIONADOS
Fundesteam fue escogido a través del Fondo Panamericano para el Desarrollo, de la OEA, para recibir un apoyo de la multinacional Boeing que permitirá implementar nuevos laboratorios de robótica educativa para otras 12 escuelas públicas del país.
“La idea es que los estudiantes de estas instituciones puedan participar en la próxima olimpiada de robótica, que se llevará a cabo en agosto”, asegura el director de la fundación.
En 2017, a pesar de que la escuela Juan B. Sosa fue notificada de que iría a la competencia robótica cuatro semanas antes de las olimpiadas, obtuvo el primer lugar en dos de las seis categorías en las que participó.
“Este logro se debe al trabajo en equipo y el interés de los profesores y niños por este tipo de actividad, en la que ponen a prueba sus habilidades”, asegura Oriel Aparicio, profesor de la escuela Juan B. Sosa.
Uno de los parámetros que deben tener las escuelas para ser dotadas del set de laboratorio de robótica educativa es tener un laboratorio de informática.
En un estudio desarrollado por Fundesteam en 245 escuelas públicas del país, se comprobó que el 95%, o lo que es igual a 232 colegios oficiales, tienen salón de informática, pero no poseen un programa de robótica, a diferencia de las escuelas particulares, que en su mayoría poseen tanto salones como programas de robótica, lo que supone que hay una brecha educativa entre las escuelas particulares y oficiales, asegura Castillo.
Uno de los retos que ha tenido el proyecto es que el mensaje de lo que se está haciendo en las escuelas llegue a las autoridades.
“Hemos tratado de comunicarnos con la Autoridad de Turismo para que nos conceda un salón en el Centro de Convenciones Atlapa, a fin de recibir a todos los niños y jóvenes que participarán en la próxima olimpiada robótica, pero ha sido imposible coordinar una cita para que nos atiendan”, dijo Castillo.
Jostin, Derick, Chirlie, Dixie y Lester tienen siete años de edad. Ellos son 5 de los 27 alumnos de la escuela Juan B. Sosa que fueron a las olimpiadas el año pasado y ganaron.
Sostienen que lo más interesante de participar en este proyecto fue el hecho de trabajar en equipo, así como aprender y tener más experiencia en tecnología.
Aseguran que este año se preparan para ir nuevamente a las olimpiadas y ganar.