Los efectos del cambio climático han transformado las técnicas tradicionales de cultivo en los campos panameños.
Imponentes y millonarias infraestructuras de plástico se levantan en las tierras altas chiricanas para el cultivo de hortalizas, frutas y vegetales. Se trata de invernaderos o casas de cultivo, una técnica que reduce las pérdidas ocasionadas por el ataque de plagas o las variaciones climáticas.
A un costo de 3.5 millones de dólares y bajo el programa de transformación agropecuaria del Ministerio de Desarrollo Agropecuario (MIDA), 10 productores innovan en la siembra bajo ambiente controlado.
Desde enero de 2017, los productores interesados en desarrollar la agricultura bajo ambiente controlado pueden optar por los incentivos de la Ley 25 de 2001, conocida como Ley de Transformación Agropecuaria.
La norma brinda apoyo administrativo y financiero (no reembolsable) en el proceso de modernización de las actividades para mejorar la productividad, competitividad y desarrollo integral de los sectores agropecuario, agroalimentario y agroexportador, a corto, mediano y largo plazo.
Aumentar la producción agrícola en menor cantidad de espacio y uso de recursos naturales es el objetivo de esta iniciativa, manifestó Didio Batista, jefe de la Unidad Administrativa para la Transformación Agropecuaria del MIDA.
La agricultura protegida como las casas de cultivo bajo ambiente controlado o invernaderos se incluyeron en el programa de Ley 25 desde septiembre del año pasado, pero entraron a regir en enero de este año, explicó Batista.
Los productores interesados deberán acudir a la agencia más cercana del MIDA y exponer su idea de transformación.
Un coordinador brindará todos los lineamientos y comprobará que el proyecto cumple con los parámetros de transformación. Luego el productor realiza la inversión, deberá presentar las facturas y avances del proyecto, que serán revisados por un auditor de la institución.
Una vez se concluya con todos los trámites, esa documentación se enviará a la Comisión Nacional para la Transformación Agropecuaria, que autoriza el desembolso del 50% de la inversión.
El reembolso será hasta 153 mil dólares de la inversión realizada en cultivos que estén bajo los 700 metros sobre el nivel del mar y hasta 142 mil dólares en aquellos arriba de los 700 metros sobre el nivel del mar, explicó Batista.
En la normativa se establece que podrán optar por este incentivo todos los panameños que se desempeñen en la industria agropecuaria y los extranjeros con más de 10 años en la actividad.
Este incentivo excluye la compra de autos, equipos para oficina y tierras.
La agricultura bajo ambientes controlados representa la ruta hacia donde los productores deberían dirigir sus inversiones y esfuerzos, manifestó Gerardo Escudero, representante del Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA).
El uso de drones, de invernaderos, técnicas de cultivo vertical bajo ambiente controlado y el ahorro de recursos naturales son los signos que indican que Panamá está listo para dar el salto a la innovación, asegura Escudero.
Con estas técnicas se desarrolla un agro más productivo, que utiliza menos agua, menos tierra y fertilizantes, y con mayores rendimientos por metro cuadrado.
El retorno de inversión con el uso de esta tecnología es mucho más rápido que la siembra a cielo abierto, comentó el representante del IICA.
Hoy, el gran paradigma no es tanto si la agricultura es más productiva o no, sino saber si los agricultores podrán adaptarse a la transformación que se espera.
Se necesita la “asociatividad” en los pequeños agricultores para desarrollar la economía de escala, de lo contrario, corren el riesgo de quedar fuera, advirtió el representante del IICA.