Una ciudad en el este de China suspendió los estudios preliminares para instalar una planta petroquímica en islas artificiales junto a su costa, tras las protestas esta semana de ciudadanos preocupados por su impacto medioambiental.
La noticia parecía una nueva victoria en la creciente oleada de protestas populares a proyectos de esta clase.
La decisión tomada el martes por el Gobierno de Longkou, en la provincia de Shandong, subraya los desafíos que afrontan los gobiernos locales en su búsqueda de motores de crecimiento en medio de una brusca desaceleración de la segunda economía más grande del mundo, al tiempo que median con ciudadanos cada vez más conscientes de los riesgos medioambientales y que desconfían profundamente de las autoridades.