Tarjeta roja



No me puedo escapar del ambiente deportivo que nos tiene a todos hablando y respirando fútbol. Así que siendo este mi último artículo, me he sacado tarjeta roja a nivel de despedida. Han pasado 11 años desde que salió nuestro primer artículo titulado “La historia de los impuestos” (La Prensa, 10 de junio de 2007), pero no me puedo ir sin señalar tres asuntos:

1 – Ante la llegada y salida de funcionarios públicos de cierta jerarquía es necesario recordarles el cumplimiento de la Ley 59 de 1999 que los obliga a presentar al inicio y al final de sus funciones una Declaración Jurada Patrimonial para determinar el enriquecimiento injustificado del servidor o ex servidor público. Igual tarjeta roja merecen quienes están obligados a hacer cumplir esta ley y se hacen los sordos y ciegos. Copio el artículo 5 de la citada ley para que no se alegue desconocimiento: “El enriquecimiento injustificado tiene lugar cuando el servidor público o ex servidor público, durante el desempeño de su cargo o dentro del año siguiente al término de sus funciones, se encuentre en posesión de bienes, sea por interpuesta persona natural o jurídica, que sobrepasen los declarados o los que probablemente superen sus posibilidades económicas, y no pueda justificar su origen”.

Es de lamentar que estas declaraciones juradas no sean del conocimiento público y que se entreguen solamente a la Contraloría General de la República en lugar de un ente independiente como he señalado reiteradamente. Más lamentable es que no se realice una auditoría o la debida diligencia de tales declaraciones y que nadie proteste.

2 – Del otro lado de la moneda, la Ley 66 del 17 de octubre de 2017 merece el aplauso general, pues ofrece nuevas tarifas del impuesto de inmuebles, más cónsonas con una justicia fiscal y social. Se aplaude también a los gremios empresariales que cogieron la bandera para hacer realidad la reforma de tal impuesto eliminando al mismo tiempo el populismo de quienes estaban aprovechando el momento para ganar puntos políticos.

3 – El último mensaje es de agradecimiento a la Corporación La Prensa por permitir abrir esta ventana y hacer realidad una columna de docencia fiscal, muchas veces convertida en trinchera de batalla ante los desmanes de las autoridades fiscales, que en su momento hasta nos tildaron de enemigos de la Dirección General de Ingresos.

Otras tantas veces del sector privado solicitaron en tono jocoso no advertir situaciones que podían ser aprovechadas por dicha dirección.

Otro agradecimiento va para quienes nos han apoyado por tanto tiempo, pues escribir de un tema técnico ha requerido castigar el tiempo familiar. Y qué decir de quienes han invertido tiempo en leer y discutir la diversidad de temas que han caracterizado a la Ventana Fiscal por estos 11 años.

Advierto que Ventana Fiscal no va a desaparecer, pues desde hoy cedo el puesto al licenciado Adolfo Campos Barranco, abogado y docente universitario dedicado al campo de los impuestos, a quien le deseo la mejor de las suertes. Que sin duda la va a necesitar. Ah… y feliz día a todos los padres.

El autor es consultor fiscal.

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