En los 50 años que lleva trabajando en la industria automotriz británica, John Cooper ha sobrevivido a muchos cambios tumultuosos.
Ninguno es más aterrador que la perspectiva del brexit. Al separarse de su mayor mercado, las reducciones de puestos de trabajo y la desaceleración de la producción que las automotrices británicas vienen aplicando en los últimos meses podrían ser solo el preludio de cierres totales.
La conmoción apenas comienza. Desde octubre, 650 colegas de Cooper han perdido su empleo en la fábrica donde Vauxhall Motors produce los Astra.
A los mil 200 empleados restantes les preocupa que la planta cierre si el Reino Unido pierde el acceso libre de aranceles a Europa. Al otro lado del río Mersey, Jaguar Land Rover planea reducir la producción.
No hay que subestimar los peligros que implica el brexit, dijo Cooper, un representante sindical, frente a la fábrica en la ciudad de Ellesmere Port, cerca de Liverpool, en la que trabaja desde los 18 años.
“¿Por qué Nissan continuaría invirtiendo en el noreste cuando tiene una planta en España donde puede fabricar el mismo automóvil sin un arancel del 10%?”, se pregunta.
Si la primera ministra Theresa May logra su propósito, el próximo año el Reino Unido comenzará a cortar los lazos con el bloque luego de un período de transición, lo cual comprende la salida de la unión aduanera de la que ha formado parte desde 1973.
Si después se aplican derechos aduaneros, es algo que todavía está en el aire en momentos en que Londres y Bruselas discuten los términos de su divorcio.
Los aranceles y otras trabas al comercio podrían ser desastrosos para la industria automotriz, ya que es usual que las autopartes crucen las fronteras varias veces durante el proceso de fabricación. Tómese como ejemplo el caso del BMW Mini, fabricado en Oxford. Antes de llegar a la línea de producción, cada cigüeñal del motor se fabrica en Francia, se envía a la fábrica de motores de BMW del Reino Unido en Hams Hall, cerca de Birmingham, y luego a Steyr, Austria, para su montaje.
El destino de la planta de Vauxhall depende de si su empresa matriz francesa, PSA Group, decide fabricar ahí el próximo Astra, un modelo de 2021.
PSA, que le compró Vauxhall a General Motors Co. el año pasado, tiene otras opciones: diseña vehículos Peugeot y Citroën en Francia y Opel en Alemania, y podría enviarlos al Reino Unido con logos de Astra.
Previendo esos riesgos, Cooper había hecho una ardiente campaña contra el brexit entre los trabajadores de la planta, pese a lo cual el voto por salir del bloque se impuso en el área, al igual que en la mayoría de las otras ciudades donde las automotrices británicas operan fábricas.