Tercera línea iniciará con restricciones

Tercera línea iniciará con restricciones


La tercera línea de transmisión eléctrica, que se construye desde Chiriquí a Panamá, entrará en operaciones en los próximos días con una restricción de capacidad por falta de equipos en las subestaciones.

El proyecto fue adjudicado en 2013 por la Empresa de Transmisión Eléctrica, S.A. (Etesa), a la brasileña Odebrecht, involucrada en un escándalo de corrupción al reconocer el pago de sobornos para ganar licitaciones en por lo menos 12 países, entre ellos Panamá.

Esta limitante en la línea de transmisión representa pérdidas económicas: no se podrá aprovechar toda la generación eléctrica que se produce en estos momentos en las provincias de Chiriquí y Bocas del Toro, donde se concentran las plantas de generación hidroeléctrica.

Estos equipos no son parte del contrato con Odebrecht y los debía instalar Etesa en las principales subestaciones por donde pasa la línea de transmisión. Se trata de los compensadores estáticos (SVC, por sus siglas en inglés) que se necesitan para compensar la pérdida de energía que se produce en la línea por la distancia que recorre desde el punto de generación hasta el centro de entrega. La tarea principal de estos aparatos es la estabilidad del voltaje y el control de la energía en los sistemas de transmisión y nodos.

La tercera línea se construye desde la subestación Veladero, en Tolé, provincia de Chiriquí, hasta la subestación Panamá II, en Condado del Rey, es decir, un tramo de cables de alta tensión que tiene 320 kilómetros de largo extendidos sobre 857 torres, que corre paralela a las otras dos líneas.

Esta obra fue adjudicada por el exgerente de Etesa, Fernando Marciscano, a Odebrecht por $233.4 millones, pero con los dineros adicionales que el Estado ha tenido que destinar para pagar la servidumbre por donde pasa la línea, la obra terminará costando cerca de $350 millones.

Durante la temporada lluviosa, como la de este momento, un alto porcentaje del agua se pierde en algunas hidroeléctricas del área occidental del país, porque no hay capacidad en las dos líneas de transmisión existentes para transportar la electricidad hasta los centros de consumo.

La línea uno, que se construyó en la década de 1970, tiene capacidad para 390 megavatios, mientras que la segunda línea se terminó en 2006, con 800 megavatios de capacidad.

Sin embargo, entre las dos líneas solo se pueden transportar cerca de 680 megavatios porque no se cuenta con los compensadores dinámicos. La capacidad, obviamente, es inferior a los mil 200 megavatios instalados actualmente en las provincias de Chiriquí y Bocas del Toro.

Construir una tercera línea no cambiará la dinámica. Igual ocurrirá a pesar de la inmensa inversión.

De los 800 megavatios de capacidad de trasmisión de la tercera línea, solo se podrán aprovechar unos 300 megavatios si no se cuenta con los compensadores, según dijeron expertos consultados por este diario.

Esto implica que a pesar de tener un enorme volumen de energía hídrica limpia en Chiriquí, y que incluso podría resultar más barata que la térmica, esta no puede llegar a los consumidores.

Etesa había comunicado que la tercera línea estaría terminada en este mes de septiembre, pero no se pudo confirmar en qué fecha porque el recién nombrado gerente Gilberto Ferrari no atendió una entrevista solicitada por este medio desde la semana pasada. Tampoco respondió las consultas enviadas vía correo electrónico desde el pasado jueves al departamento de relaciones públicas de Etesa.

Ferrari está al frente de Etesa desde el 17 de julio pasado tras la renuncia de Iván Barría a raíz de la explosión de unos transformadores en la subestación Panamá, que provocó un apagón eléctrico general.

Consultamos a Barría sobre la compra de estos equipos y el exfuncionario dijo que desde 2014 comenzó la licitación, pero el trámite demoró más de dos años hasta que finalmente se logró en febrero de 2017 que se refrendara el contrato.

Indicó que estos equipos los tiene que fabricar la empresa que se adjudicó el contrato y posiblemente estarán en Panamá en mayo de 2018. Posteriormente, se debe proceder a instalarlos, trabajo que toma aproximadamente dos meses.

BUROCRACIA

Los compensadores de voltaje SVC se licitaron cuatro veces. La primera licitación se hizo en agosto de 2014 y después de convocar tres veces más se contrató a la empresa coreana Hyosung para que suministrara los equipos. También se necesitaba contratar a una empresa para que instalara los equipos. A las convocatorias de licitación no acudió ninguna empresa y finalmente se contrató directamente a la compañía fabricante para que hiciera la instalación.

Los equipos tuvieron un costo de $28 millones y la instalación se calcula en $12 millones, informó una fuente de la empresa estatal.

Estos equipos garantizan que se pueda utilizar la capacidad de la línea.

Su función se compara con la de una tubería de agua que debido a su extensa distancia va perdiendo la presión o fuerza cuando llega al otro extremo. Es la función que hacen los compensadores dinámicos para mantener la capacidad de la línea de transmisión.

La situación para el transporte de energía se pone más estrecha porque hay otras plantas de generación que comenzarán a producir en los próximos meses. Por ejemplo, la planta de carbón que construyó Minera Panamá y comenzará a generar 150 megavatios a partir de diciembre de este año. Esta generadora se conectará al sistema en la subestación de Llano Sánchez, pero sin los compensadores no se podrá aprovechar toda la generación eléctrica del país.

LÍNEA DILATADA

La tercera línea tiene más de cuatro años de retraso porque no fue licitada a tiempo por el pasado gobierno, pero además, su construcción se ha demorado por problemas con algunos propietarios de los terrenos, que no estaban de acuerdo con el valor ofrecido por el Estado por los lotes ocupados para servidumbre del proyecto.

No obstante, una fuente dijo que ya se completó la instalación de todas las torres, pero hace falta conectar el cable en un punto en el área de Penonomé, donde un propietario de una finca no permite el ingreso al lugar hasta que no le paguen el cheque por los terrenos. Otro de los problemas que ha enfrentado la administración de Etesa para el avance de la obra es la burocracia, ya que cada pago por la servidumbre debe pasar una serie de pasos, incluido el refrendo de la Contraloría General de la República.

Algunos propietarios de los terrenos han salido a alegar que aún se les adeuda por la servidumbre de las líneas uno y dos. No obstante, una fuente informó que en la mayoría de los casos se logró encontrar la copia de los cheques que hicieron las administraciones pasadas de Etesa y lo que ocurrió fue que no se hizo la inscripción en el Registro Público.

La tercera línea permitirá que se aproveche toda la energía que se produce con la inversión millonaria que han hechos las empresas de generación. También se permite el uso de energía limpia, pero todo ello dependerá de tener una red eficiente y con los equipos adecuados.

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