La semana pasada compartí con usted, apreciado lector, datos sobre el auge que han tomado las fusiones y adquisiciones de empresas, tanto en el ámbito global como en nuestra región.
El éxito y la creación de valor de un proceso de fusión o adquisición tiene que ver con múltiples factores, pero hay uno que es particularmente subestimado y constituye piedra angular de cualquier acuerdo: la gestión de la cultura corporativa.
Las diferencias culturales pueden operar como promotores para el desarrollo del negocio o un obstáculo muy difícil de superar. Por ello, la integración de la cultura corporativa, sea por una adquisición o una fusión, requiere de una estrategia que comienza a gestarse desde el Due Diligense y debe contar con un claro enfoque estratégico después del acuerdo.
Aunque es común que tras un acuerdo una cultura corporativa se imponga a la otra, esto implica analizar los patrones que rigen las culturas corporativas (de la empresa compradora versus la adquirida o de las empresas fusionadas). Evaluar los puntos de encuentro y las brechas que las separan es un ejercicio sano para la toma de decisión gerencial y asegurar una transición que conecte a la gente con el proceso de cambio organizacional y los retos futuros.
En particular, ante una adquisición y cuando dos empresas actúan en mercados muy distintos, resulta conveniente dejar ambas culturas separadas y agregar progresivamente aspectos unificadores que refuercen la cultura original.
En el caso de fusiones entre empresas, tiende a darse un forcejeo para imponer un estilo sobre otro, pero es allí donde debe prevalecer un análisis estratégico de valor e identificar cómo generar un cultura combinada que permita a los colaboradores de ambas empresas sentirse identificados con los atributos propios de su cultura original y asumir nuevos patrones para evolucionar a una nueva etapa.
Superar las diferencias culturales en la etapa post fusión es quizá uno de los aspectos más retadores de este tipo de acuerdos y es una de las claves para que un proceso de fusión y/o adquisición opere con éxito. Es en este aspecto donde se reafirma el carácter de los líderes de la organización y su capacidad para convencer y sumar a sus equipos para seguir desarrollando juntos la visión de futuro.
En definitiva, la gestión de la cultura es un factor crítico de éxito, a veces subestimada, pero una de las principales causas del éxito o fracaso de un acuerdo entre empresas.
El autor es consultor en comunicación estratégica.