Entre enero y agosto de este año se otorgaron 28 mil 584 permisos de trabajo a extranjeros.
Se trata de autorizaciones que son gestionadas por primera vez y renovaciones anuales que otorga el Ministerio de Trabajo y Desarrollo Laboral (Mitradel) a los extranjeros que residen en el país, para que puedan desempeñar una actividad remunerada. Mitradel no guarda las cifras mensuales de años anteriores, pero en todo 2017 se dieron 26 mil 306 permisos de trabajo a extranjeros.
Pese a que existen 23 categorías para solicitar un permiso de trabajo, el mayor peso recae en las autorizaciones otorgadas por razón humanitaria 52%, seguidas por casados con nacionales, personal experto y extranjeros profesionales con un 27.6%, de acuerdo con los datos del Mitradel.
Las estadísticas oficiales no determinan en qué tipo de empresas están trabajando todas estas personas. Sin embargo, estudios particulares apuntan hacia una mayor integración en firmas internacionales.
Gasto individual
“El mayor riesgo de competitividad profesional por parte de extranjeros en el país está más arraigado en las empresas multinacionales o multilatinas. La empresa nacional no está tan afectada por tener una población mixta”, asegura Marcela Villamar, socia directora del grupo investigativo Panamá en Salarios (PES), que recientemente presentó los resultados del Estudio Salarial, Compensación y Beneficios.
El análisis, que tomó como muestra 17 mil 316 posiciones de 11 actividades económicas, tales como: consumo y distribución, supermercados y alimentos, servicio y salud, entre otras, revela que solo un 0.7% o 122 posiciones en las empresas privadas locales son ocupadas por extranjeros. Venezolanos y colombianos son las nacionalidades con mayor presencia.
Distingue que los tipos de visa de trabajo que más predominan en las empresas nacionales son las que están dentro de la categoría del 10%, crisol de razas y países amigos. El año pasado, producto del cobro de los permisos de trabajo a extranjeros, se recibió $4.46 millones, los cuales fueron al Tesoro Nacional, según el Mitradel.
“El reto para Latinoamérica es inmenso, porque la mayoría de los países de la región tienen una tasa de desempleo importante y el hecho de que lleguen todos estos volúmenes de nueva mano de obra representa un reto tremendo”, dijo Guillermo Dema Rey, especialista en empleo juvenil y migración laboral en América Latina y el Caribe de la Organización Internacional del Trabajo (OIT).
Explica que si bien, esta migración laboral representa un problema en lo inmediato -el atender las necesidades de toda esta población-, sabemos que en el mediano y largo plazo eso va a ser beneficio para las economías de nuestros países, porque viene nuevo talento y mano de obra calificada que seguramente hará que la productividad de muchas de nuestras economías se pueda ver favorecida, dijo el experto de la OIT.
