El presidente Donald Trump se opuso a una supresión total de los aranceles que Washington impone a China, rebajando el optimismo de Pekín, que exige un levantamiento de esa medida para firmar un acuerdo que acabe con la guerra comercial entre las dos potencias.
La víspera, Gao Feng, el portavoz del ministerio chino de Comercio, afirmó que China y Estados Unidos habían acordado un levantamiento “por etapas” de los aranceles adicionales que ambos países se aplican desde marzo de 2018, a medida que se avanza hacia un acuerdo final.
El mandatario no había reaccionado a esas declaraciones hasta ayer. “China desea obtener una anulación (de los aranceles), no una anulación completa, porque saben que no lo haré”, declaró Trump.
Pekín lleva meses pidiendo la supresión de los aranceles adicionales como condición para la firma de un tratado, ya que la guerra de tasas afecta cada vez más a la economía del gigante asiático.
La administración Trump siempre se ha negado a cumplir con esa petición, alegando que los aranceles son una medida de presión para lograr un tratado favorable para Estados Unidos.
Peter Navarro, el intransigente consejero en política comercial de Trump, recordó la postura del gobierno.
“No hay acuerdo para retirar los aranceles aduaneros como condición previa para un acuerdo”, declaró a la radio NPR.
“La única persona que puede tomar esa decisión es Donald Trump”, añadió, calificando el anuncio de Gao Feng de “propaganda” china difundida por la prensa.
El representante estadounidense de Comercio, Robert Lighthizer, y el secretario estadounidense de Tesoro, Steven Mnuchin, que han liderado las negociaciones con China, no han hecho ningún comentario sobre las declaraciones de Gao.
“Si no ha tenido noticias del embajador Robert Lighthizer (...), no es cierto”, dijo Navarro sobre el levantamiento de los aranceles.