Miles de taxistas tomaron la explanada del Zócalo de ciudad de México, la principal plaza del país, y bloquearon importantes calles en protesta contra aplicaciones de transportes como la estadounidense Uber y la china Didi.
Habitantes de la capital mexicana tuvieron que improvisar desesperados rutas para llegar a sus trabajos ante los cortes viales en varios puntos.
“Las leyes mexicanas señalan que para prestar servicio de transporte de pasajeros es necesario contar con una concesión y estos servicios violan esa disposición y por eso exigimos que sean suspendidos esos servicios, que dañan a 750 mil familias de taxistas”, dijo Ignacio Rodríguez, vocero del Movimiento Nacional Taxista.
Después de desquiciar varios puntos de la sobrepoblada capital mexicana, los taxistas anunciaron la suspensión de las protestas tras alcanzar un acuerdo con el gobierno federal para entablar una mesa de diálogo.
Andrés Manuel López Obrador, presidente de México.
“No es un asunto cerrado, es un asunto abierto”, dijo en su conferencia matutina el presidente Andrés Manuel López Obrador.
Los bloqueos afectaron a miles de personas. Una de ellas fue Alejandra Mecías, una empleada de una farmacia, de 29 años.
“No pude tomar el autobús exprés que sale desde el Ajusco (sur de la ciudad) y ahora por culpa de estos (manifestantes) me descontarán el día por llegar tarde. No es justo”, dijo molesta Mecías.
Las molestias causadas por las plataformas de vehículos a los taxistas son profundas. Un par de ellos se amarraron con el torso descubierto a grandes cruces de madera colocadas frente al Palacio Nacional.
“Es una competencia muy desleal. A nosotros nos quieren casi obligar a usar autos híbridos y a ellos (los taxistas de Uber y demás aplicaciones) no, y además a ellos les permiten usar unidades de tres cilindros que consumen menos gasolina”, denunció en el Zócalo José Luis Portillo, un taxista con 10 años de experiencia.
Antes de que esas empresas de transporte ingresaran a México, el mercado potencial era de un millón de usuarios diariamente, hoy eso se ha reducido 40%, dijo Portillo.
Para Virginia Guadalupe Morales, con más de 30 años al volante, manejar su taxi es su única opción de vida.
“Si no prohíben las aplicaciones, yo me voy a morir de hambre. No sé hacer nada más. Y ya estoy muy vieja para irme de ilegal a Estados Unidos”, dice casi llorando esta mujer delgada que viste unos desgastados tenis y dice trabajar diariamente siete horas para ganar apenas 12 dólares.
La Secretaría de Hacienda y Crédito Público anunció el mes pasado un programa que entró en vigor este mes de retención y pago de impuestos para los choferes de plataformas digitales.