Miles de comerciantes de ropa usada al menudeo protestaron ayer por segundo día consecutivo en La Paz, contra la prohibición de importación que rige desde 2009 y en demanda de que el Gobierno boliviano les permita vender sus productos por cinco años más.
Tras 10 años de la promulgación de dos decretos que prohíben su importación y comercialización, la venta de ropa usada en los mercados del país se ha convertido en un negocio próspero.
Los vendedores lograron que el gobierno les autorice en 2009 la comercialización de esa ropa por un año más hasta agotar su stock, pero hasta ahora la actividad continúa.
El gerente del privado Instituto Boliviano de Comercio Exterior (IBCE), Gary Prado, dijo que a causa del contrabando de ropa usada “muchas empresas textiles han quebrado.”
“Tras 10 años [de la aprobación de la norma que prohíbe la importación y la comercialización de ese producto], es imposible que exista un stock de ropa usada en el mercado que no sea contrabando”, dijo Prado.
Los comerciantes de ropa usada piden “seguir vendiendo porque no hay empresas [de manufactura] y tampoco hay trabajo”, según argumentó la dirigente Blanca Garavito, citada por la agencia de noticias Erbol.
También protestan porque en la frontera con Chile, cuyos puertos usa Bolivia para su comercio de ultramar, se ha intensificado el decomiso de su mercancía.
Según estimaciones el IBCE, el Estado pierde anualmente al menos $40 millones por el contrabando de unas 8 mil toneladas de ropa de segunda mano proveniente principalmente de Estados Unidos.