Vicente Ríos y el arte de refinar el sonido

Vicente Ríos y el arte de refinar el sonido


Suena la timba en un cuarto de 15 metros. Milagros Blades acomoda las congas y empieza la música. La Mecánik Informal enciende la habitación mientras sus integrantes se menean al son de la música que tocan.

Del otro lado del cuarto está sentado frente a una computadora un hombre flaco. Una pared gruesa lo separa de la orquesta, a la que puede ver desde una pequeña ventana dispuesta para ese propósito. Se trata de Vicente Ríos, ingeniero de sonido y productor de la banda de salsa. Entre muchas otras.

Ríos vive de la música. No como cantautor ni músico per se, sino que es el encargado de producirla, grabarla, mezclarla, masterizarla, enfocarla, afinarla, embellecerla. De perfeccionarla. Trabaja con la Mecánik Informal, una banda de salsa que ha hecho giras por Estados Unidos y que es la única banda panameña en ser invitada al festival de Glastonbury, en el Reino Unido. También ha sido parte de la producción de la canción con la que Marlys Domínguez fue a Viña del Mar en 2013, así como con la que Afrodisíaco ganó la “Gaviota de Plata” por mejor canción folclórica en este mismo festival en 2015. Fue parte importante de Llevarte a Marte y lleva ocho años con el Panama Jazz Festival. Por su estudio, Piso 3, han pasado incontables músicos, cantantes y locutores.

“La industria panameña va a crecer mucho. Hay muchas vivencias aquí y la música son representaciones de la vida. Uno expresa allí su diario vivir. Y aquí en Panamá hay mucho que contar. Por eso la plena funcionó tan bien, porque cantaban su barrio”.


Vicente Ríos
Productor musical

Lleva apenas siete años en este negocio. Comenzó a finales de 2010, cuando volvió de Chile de estudiar por cinco años ingeniería de sonido en la universidad Duoc UC. Tampoco es que era un extraño en estos asuntos. Desde que estaba en secundaria se interesó por la música. Primero en tocar la guitarra, aunque fuera obligado por sus padres. Las clases le despertaron un interés que desconocía y quiso seguir por ese camino. A los 16 años tomó un curso en línea sobre producción musical y se enamoró. “Cuando me enviaron los archivos con todos los instrumentos separados para que yo los mezclara, me di cuenta de que eso era lo que quería”, cuenta Ríos.

Por ello montó un estudio en su propia casa. Se adueñó de la computadora de su hermana y del cuarto de estudio del padre y allí pasó la mayor parte de su adolescencia. Grababa a amigos, músicos y conocidos. A él mismo incluso. Quería ganar experiencia a como fuera lugar y produjo rock, regué y electrónica.

Al terminar la escuela estudió un año de ingeniería en telecomunicaciones en la Universidad Tecnológica de Panamá (UTP) y otro de música en la Facultad de Bellas Artes de la Universidad de Panamá. Mientras también estuvo en varios estudios, donde conoció a músicos ya consagrados, como Herbert Ureña o Mario Beccabunco. Hasta que se fue a Chile en 2005.

“Volví con mi currículum bajo el brazo, a ver qué salía, aunque sabía que así no se consigue empleo en esta industria. Venía con mucho ímpetu y ganas, pues habían sido cinco años de mucha concentración. Siempre imaginé que al regresar a Panamá me comería un cable, así que me esforcé siempre al máximo”, dice Ríos. No pasó ni siquiera un mes cuando comenzó a trabajar.

Unos amigos de su adolescencia, con los que estuvo en una banda, le dijeron que querían montar un estudio y que él fuera el ingeniero a cargo. “Fernando Jaén, David Sakata, Juan Fábrega, Luis Guillén, Edwin Iglesias, Francisco Mantovani y Juan Gabriel Varela me dijeron que iban a montar un estudio, que era el sueño de sus vidas. Así fue como se fundó Piso 3”, explica Ríos.

Poco a poco se salieron del proyecto por otros emprendimientos personales y Ríos, quien también había invertido capital en el estudio, le compró su parte al resto de sus amigos. Y así, tan solo siete años después de volver a su país, vive de la música a plenitud.

¿Qué tan difícil es vivir de la música?

Es complicado. A mí me ha ido bien. Desde que llegué no he parado de trabajar. Pero acá hay un desgaste. No hay un salario mensual para hacer presupuestos, por decir algo. Acá se trabaja un día a la vez. Con esto puedo pagar esto, con esto otro puedo pagar no sé qué. Tus horas de trabajo valen mucho menos que en otras profesiones, entonces tienes que trabajar el doble para cubrir tus gastos.

¿Cómo está la protección a los músicos? ¿Qué seguridad tiene el músico como profesional, por ejemplo?

Hay muy poco desarrollo en eso. En Chile, por ejemplo, hay un gremio de autores donde puedes pedir préstamos en base a lo que vas a generar. También hay un plan de jubilación. En Panamá eres un independiente más, sin información para saber cómo es ese camino, cómo hacer declaración de renta, cómo cotizar en el Seguro Social. Tampoco hay abogados que se dediquen al entretenimiento. Lo que va a pasar es que cuando comience a caer plata en la industria musical, todo el mundo se va a querer meter. Ahora como la plata no se ve, no lo hacen.

¿Cómo ves el futuro de la música panameña?

La industria panameña va a crecer mucho. Hay muchas vivencias aquí y la música son representaciones de la vida. Uno expresa allí su diario vivir. Y aquí en panamá hay mucho que contar. Por eso el reguetón, o la plena mejor dicho, funcionó tan bien, porque cantaban su barrio. Hay muchas mezclas culturales en Panamá y eso ayuda muchísimo. La plena demuestra nuestra capacidad en cuanto a talento y a generar arte. Pero en la mercadotecnia, los que pegaron ese género fue en Puerto Rico. Y ahí ves nuestras carencias. Si hubiésemos tenido nosotros la industria necesaria, lo hubiéramos pegado. Con los años, la plena ha nutrido a los nuevos músicos. Mecánik Informal se nutre de la plena, por ejemplo. También Llevarte a Marte, o José Andrés. Todos los artistas que vienen ahora han pasado por ese género, lo han escuchado, porque eso marca la identidad del panameño. Ese género rompió el hielo y ha sido clave en la música panameña.

LAS MÁS LEÍDAS