El presidente de China, Xi Jinping, hizo un llamado a que más países se unan al vasto proyecto de infraestructuras de Pekín, frente a la oposición de Estados Unidos a una iniciativa que teme esté aumentando la influencia estratégica del gigante asiático.
Xi intervino en una cumbre con líderes de todo el mundo centrada en el multimillonario proyecto del Cinturón y Ruta de la Seda, su iniciativa internacional estrella. El tono optimista del encuentro de dos días -donde el presidente de Rusia, Vladimir Putin, y otros líderes elogiaron el programa- es un revés para el gobierno de Donald Trump, que está intentando desanimar a otras naciones para que se adhieran.
En un discurso el viernes pasado, Xi se comprometió a promover altos estándares financieros y medioambientales, entre otros, en respuesta a las quejas sobre la deuda que generan los proyectos de infraestructura y otros problemas. La llamada “Nueva Ruta de la Seda” podría aumentar la tensión con Washington al atraer a más participantes.
“Tenemos que animar a la plena participación de más países y empresas”, señaló el dirigente chino en el evento celebrado en un centro de convenciones a las afueras de la capital.
Xi Jinping, presidente de China.
Xi trató de disipar las críticas acerca de que la iniciativa aporta poco para los países en vías de desarrollo que aceptaron préstamos de Pekín para construir puentes, ferrocarriles y otras instalaciones. El presidente dijo que su gobierno quiere “dar beneficios a todos”.
Otros gobiernos recibieron con satisfacción la iniciativa, lanzada en 2013, para expandir el comercio a través de la construcción de carreteras, puertos y otras infraestructuras desde Asia a África, pasando por Oriente Medio y Europa. Pero algunos tienen problemas para devolver los préstamos chinos, lo que avivó las quejas sobre posibles “trampas de deuda”.
Los críticos alegan además que la mayor parte de la carga de trabajo va a parar a las empresas estatales chinas y que la iniciativa podría derivar en corrupción y daños medioambientales.
Estados Unidos, Japón, India y Rusia están preocupados porque Pekín pueda estar erosionando su influencia. Funcionarios estadounidenses advirtieron a otros ejecutivos acerca de posibles problemas de deuda y motivaciones políticas por parte de China.
El gobierno de Xi está intentando reactivar la iniciativa luego de que varios de sus proyectos fracasaron el año pasado. Esto se produjo luego de que las autoridades chinas anunciaran que los bancos estatales aumentarían los controles a sus prestatarios y de las quejas de algunos gobiernos de que los proyectos tienen poca repercusión en sus economías y podrían dar demasiada influencia política a Pekín.
Xi prometió adoptar estándares internacionales financieros y medioambientales, entre otros.