Panamá emprendió un viaje por el mundo. Parte de la identidad del país, su cultura y esencia, están presentes en París, Madrid, Dubái y Nueva York. Las capitales del glamur reciben sin remilgos la cutarra panameña.
En sus calles, una nueva versión de la sandalia de tejido artesanal se abre paso a cuentagotas, pero firme, bajo el sello de Manos Creativas, de Tzaddy Daleth.
Los zapatos Made in Panamá, con una legión de trabajadores de un taller de La Chorrera, protagonizan una hazaña que empezó hace menos de un lustro.
Tzaddy, la líder del proyecto, tejió sus primeras puntadas como muchos emprendedores: hambrientos de comerse el mundo a través de una idea que transcienda, genere valor y tenga un impacto social.
“Quería ir a un lugar con una camisola y necesitaba unos zapatos que le hicieran juego. Pensé en unas cutarras estilizadas, con tacones... Entonces las diseñé y así nació el negocio. Experimentamos con varias alturas y luego fuimos evolucionando hasta lo que somos hoy”, cuenta Tzaddy con su voz de orgullo.
Tzaddy Daleth
Fundadora de Manos Creativas
Su anécdota suele ser la típica historia de cualquier chica que se inventa un atuendo para una ocasión especial, con la diferencia de haber olfateado una oportunidad que andaba en el mercado. Se puso manos a la obra y se rodeó de proveedores y trabajadores creyentes de lo que ahora es una realidad.
Fueron ensayando con los modelos, la altura de los zapatos, la horma, los detalles y el tejido del cuero, hasta dar con lo que estaban buscando. No estaban solos en la plaza y debían ser más quisquillosos en sus propias creaciones.
Utilizan cuero que se procesa en curtiembres santeñas, y recubren las plataformas de los zapatos con molas elaboradas por un grupo de mujeres gunas que se integra al proyecto bajo la forma colaborativa. Mientras que otro grupo de chorreranas trabaja en varios apliques y detalles en cada calzado.
“Siempre usamos la idea de las cutarras, sin variarla. Lo único que cambia es donde va montada. En el tejido, cada tira tiene el mismo espesor y ancho y las hormas son exactas a las plataformas”.
Tal como advierte cualquier comprador, para Tzaddy es tan importante la comodidad como el estilo. Con este propósito sintió la necesidad de asesorarse con un ortopeda para determinar los puntos ergonómicos clave de sus calzados.
Se cuidan de tomar en cuenta detalles como que el empeine de la mujer panameña es alto. Y por eso, la mayoría de las veces los zapatos se hacen a la medida, según los gustos y necesidades de los clientes, quienes al final se convierten en los diseñadores y modelos de sus propias cutarras.
Es decir, que cada cutarra es única en su especie, aunque siempre tienen inventario disponible en una pequeña tienda en El Dorado para quienes tienen un pie estándar y les resulta cómodo un zapato ya confeccionado.
Parte de la comodidad, cuenta Tzaddy, es que el proceso productivo tiene componentes manuales e industriales. “El manejo del cuero se hace en máquinas. Esto incluye cortarlo y rebanarlo. Mientras que el tejido y la pintura es manual”.
La confección de cada par de zapatos toma entre tres y cinco días, según el modelo. Están la cutarra grupera, la tradicional o la campesina, y entre ellas variaciones en el tacón, el color y el revestimiento.
Con el firme propósito de no desperdiciar ningún material, Manos Creativas ha diversificado su línea, confeccionando sandalias con el cuero sobrante o haciendo el mismo tejido de una cutarra tradicional, solo que en tela.
“Disfrutar de lo nuestro es lo máximo... Lleva a Panamá con Estilo”, es uno de los eslóganes con los que ha ganado clientes a través de las redes sociales.
Facebook se ha convertido en su portal de ventas por excelencia, y sus principales clientes son los panameños residentes en Estados Unidos, Europa o cualquier parte del mundo.
Muchos de ellos hacen pedidos ante de llegar de visita a Panamá, mientras que otros confían a ciegas en el trabajo exhibido en las fotos mostradas por Tzaddy. Ella los sorprende cuando la cutarra llega hasta la puerta de sus casas.
“No te sabría decir cuál ha sido la magia, tal vez es querer sentir un pedacito de Panamá cerca de ellos”.