Se suponía que el verano del hemisferio norte traería un respiro ante la peor crisis que nadie en la industria de la aviación recuerde.
Las aerolíneas utilizaron el período de confinamiento para establecer medidas de higiene que –esperaban– restablecieran la confianza de los clientes y ayudaran a prevenir una segunda ola del coronavirus. Reanudar los viajes era arriesgado, pero las economías del sur de Europa dependen del turismo, por lo tanto, no podían permitirse un verano de terrazas de restaurantes y tumbonas vacías.
Entonces, la decisión de Gran Bretaña de imponer una cuarentena de 14 días para turistas que regresaran de España -después de un aumento en los casos en la región de Barcelona– es una de las peores noticias imaginables para la perjudicada industria de los viajes.
Todavía no está claro si un incremento en los contagios en varias partes de Europa es un anticipo de una segunda ola de la pandemia, o si el turismo ha sido en parte responsable, pero las noticias afectarán la frágil confianza en los vuelos. Algo similar ocurre en Estados Unidos, donde un alza de casos en los estados que cruza el Cinturón del Sol ha hecho que el repunte en los vuelos se desacelere. United Airlines Holdings Inc. advirtió la semana pasada que, de no haber una vacuna que se administre de forma generalizada, sus ingresos solo se recuperarían a la mitad de su nivel anterior al virus.
Las aerolíneas tendrán que reducir aún más sus costos o endeudarse aún más para sobrevivir. En un eco histórico de la hipoteca por parte de Ford Motor Co. de su icónico óvalo azul antes de la crisis financiera hace una década, American Airlines Group Inc. comprometió la semana pasada su marca como garantía para un nuevo préstamo.
Operadores sin lujos como Ryanair Holdings Plc, que tienen costos bajos y flexibles, están en mejores condiciones para sobrevivir a la nueva Gran Depresión de la aviación. El regreso de las cuarentenas y la perspectiva de una recuperación más lenta es más alarmante para las grandes aerolíneas intercontinentales como British Airways. Su empresa matriz, International Consolidated Airlines Group SA, tiene costos fijos mucho mayores.
El contratiempo español ocurre justo cuando parecía que lo peor había pasado para las aerolíneas, que han hecho todo lo posible para evitar que el efectivo se escape.