Tras haber cerrado 2020 en terreno negativo, los precios están experimentando este año una marcada tendencia ascendente.
Según el Instituto Nacional de Estadística y Censo (Inec), el índice de precios al consumidor (IPC) registró en agosto una variación interanual del 2.4%. La cifra contrasta con la caída del 2.5% que registraban los precios en mayo de 2020, en un momento de fuertes restricciones a la movilidad y a la actividad económica.
La inflación o alza de precios se registra desde el origen de la cadena, como reflejar que el índice de precios al productor de la industria manufacturera y agropecuario registre un aumento interanual del 2.7%.
El expresidente del Sindicato de Industriales de Panamá (SIP), Aldo Mangravita, señaló que hay factores como el alza de las materias primas y los fletes de transporte internacional que inciden en los costos de producción y distribución y que esos aumentos se trasladan a lo largo de la cadena.
Un elemento transversal que tiene una fuerte incidencia en los precios es el costo del combustible. De hecho, el informe del IPC de agosto destaca que el segmento de transporte, donde se recogen, entre otras, las variaciones del combustible, registró un aumento interanual de 10.9%. Después, a cierta distancia, están los aumentos en educación (3.1%); vivienda, agua, electricidad y gas (1.9%); así como en alimentos y bebidas no alcohólicas (1.4%).
En la cadena logística, además del alto impacto por el aumento de los fletes marítimos debido a la escasez de contenedores para transportar productos, se unen situaciones que generan incertidumbre localmente, como los cierres de vías que usa el transporte internacional o los recientes bloqueos de puertos protagonizados por transportistas en medio de un conflicto con las navieras, sostuvo Mangravita.
La consecuencia de toda esta cadena de factores es que, en última instancia, se reduce el poder adquisitivo de la población.
El financista Álvaro Naranjo señaló que “mientras muchas personas tienen los mismos ingresos, la inflación hace que con esos mismos ingresos puedan comprar menos”.
Además señala que se trata de una inflación importada y que mientras otros países tienen banco central y herramientas para manejar su política económica, Panamá carece de estos elementos para controlar el fenómeno.
La situación se produce en un momento en que la economía trata de sacudirse de la fuerte crisis causada por las restricciones impuestas en medio de la pandemia del nuevo coronavirus y que se tradujeron en una contracción de la economía de 20.7% en términos nominales en 2020.
Tanto Mangravita como el economista Olmedo Estrada coincidieron en que el aumento de los precios en toda la cadena pone presión a la economía porque el consumo tiende a limitarse y a dirigirse a productos de necesidad básica.