Ambientalistas piden frenar explotación en aguas argentinas



Una multitudinaria manifestación de ambientalistas y militantes izquierdistas marchó frente a las playas de la ciudad balnearia de Mar del Plata, a 400 kilómetros al sur de Buenos Aires, en protesta por un proyecto de exploración petrolera frente a la costa atlántica de Argentina.

Miles de manifestantes portaron carteles con leyendas como “Petróleo es muerte”, “Mar libre de petroleras”, y “No a la contaminación”, mientras se hacían sonar tambores y bailarinas clásicas representaban actuaciones alusivas a la defensa de la vida y el medio ambiente.

El gobierno del presidente centroizquierdista Alberto Fernández (peronista) acaba de habilitar por decreto estudios de exploración sísmica de la petrolera noruega Equinor, junto a la estatal YPF y la angloholandesa Shell, en áreas offshore del Mar Argentino, al sur de Buenos Aires, a unos 300 kilómetros de playas que atraen a millones de turistas en el verano austral.

Llamamos a la marcha “El Atlanticazo”. Solo la exploración acústica mata animales marinos. Hay 100% de probabilidades de un accidente y contaminación, según un estudio de la Universidad de Tandil (estatal), dijo una de las líderes de la protesta.

Si hay un accidente, la marea negra puede llegar hasta (la vecina) Uruguay. Hubo accidentes recientes en todo el mundo. El mar es la vida, es la creación, somos agua', agregó la manifestante.

En simultáneo con la marcha en Mar del Plata, a 400 kilómetros al sur de Buenos Aires, colmada de turistas veraniegos, se celebraron concentraciones en otras ciudades costeras argentinas. De su lado, el surfista y guardavidas Juan Manuel Ballestero, protagonista de una hazaña de navegación a vela hace un año y medio, aseguró que una sudestada (fuerte viento sudeste en la costa Atlántica) puede arrastrar al petróleo derramado hasta las playas.

Hay datos desastrosos de derrames en Brasil y México. Le doy un no rotundo a esta explotación, afirmó Ballestero, quien en medio de la pandemia del coronavirus en junio de 2020, al no poder abordar un avión desde Portugal, zarpó con su pequeño velero, atravesó el océano y llegó hasta su natal Mar del Plata.

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