La Autoridad Nacional de los Servicios Públicos (ASEP) no aprobó la construcción de la cuarta línea de transmisión eléctrica entre Chiriquí Grande, Bocas del Toro y la subestación Panamá III, como parte de las obras a largo plazo de la Empresa de Transmisión Eléctrica, S.A. (Etesa).
La decisión aparece en la resolución 16062 del 28 de abril de 2020, firmada por el administrador de la ASEP, Armando Fuentes, en la cual advierte que las medidas por la Covid-19, como el cierre de comercios e instituciones ha disminuido el consumo y la demanda de energía.
A través de esta resolución, la ASEP aprobó el plan de expansión de Etesa para 2019 que incluye 18 proyectos a corto plazo para aumentar la capacidad de la red de transmisión existente, además de incluir, como un proyecto a largo plazo, la construcción de la línea de transmisión Telfers para conectar con la red la planta de gas natural de NG Power.
Aunque el confinamiento ha incrementado el consumo de energía en las residencias, el cierre de los comercios e instituciones ha impactado hacia la baja. Ha disminuido 20% el consumo de energía, mientras que la demanda ha caído cerca de 500 megavatios, según el Centro Nacional de Despacho. No obstante, algunos expertos afirman que esta baja es temporal y cuando se reactive la economía la demanda y consumo de energía regresarán a su nivel. Aunque el Gobierno tiene un plan de reapertura de la economía, la ASEP reconoce que existe una “incertidumbre” sobre cuál será el comportamiento de la demanda y el consumo de energía.
Aunque lo ocurrido con la Covid-19 no tiene precedente, la ASEP alegó que en 2013, cuando se tomaron medidas para el ahorro energético, una vez que las mismas fueron levantadas, el consumo y demanda de energía no tuvieron una recuperación inmediata.
Obra planificada
La construcción de la cuarta línea la propuso Etesa desde 2018 para aumentar la capacidad de transmisión de energía de alta tensión en el país, disminuir las pérdidas y ofrecer redundancia a la red. El plan era licitar nuevamente el proyecto, cuya ruta va por el Atlántico, para que se comenzara a construir este año y estuviera lista en 2023.
“Es un proyecto que por sus características presenta un alto grado de complejidad, ya que es un proyecto muy costoso y su necesidad se ve muy afectada por el crecimiento de la demanda, por lo que es imperativo reevaluar los parámetros técnicos, léase características y fecha de entrada de operación en función al impacto que tenga la Covid-19 en el país y en la región”, señaló ASEP. Esta cuarta línea la intentó adjudicar la pasada administración a través de una licitación, seis semanas antes de que culminara el gobierno, como un contrato de construcción, operación y traspaso (BOT, en inglés), pero el acto público se declaró desierto porque las dos empresas que acudieron no cumplieron con los requisitos técnicos. En ese momento se estimó que este proyecto tenía un costo de $500 millones, pero bajo la figura de BOT la empresa que se ganara la licitación debía hacer la inversión, operar la línea durante 20 años y luego de recuperar el capital invertido traspasarla a Etesa. Después de analizar el proyecto y a pocos meses de haber asumido la gerencia de Etesa, Carlos Mosquera reconoció que la construcción de la cuarta línea es necesaria pero sin ceder su operación a un tercero, ya que de acuerdo con la legislación, la transmisión eléctrica es una función exclusiva de Etesa. En la resolución, la ASEP ordena a Etesa que revise integralmente el proyecto de la cuarta línea “conforme a los nuevos escenarios de demanda previstos una vez finalice el estado de emergencia nacional por la Covid-19 y así contar con una mejor previsión del crecimiento de la demanda, así como las dimensiones del proyecto y su fecha de entrada de operación de acuerdo con sus necesidades”.
Etesa debe presentar nuevamente dicho proyecto en futuros planes de expansión para la correspondiente evaluación. Igualmente, la entidad reguladora le ordena a Etesa no adquirir compromisos frente a terceros respecto a la cuarta línea hasta tanto el mismo sea aprobado de manera definitiva.
Capacidad limitada
Actualmente hay tres líneas de transmisión de alta tensión en operación que corren paralelas desde la provincia de Chiriquí hasta Panamá (líneas 1,2 y 3). El sistema puede transportar mil megavatios, mientras la capacidad de potencia instalada en ese sector del país es de más de mil 400 megavatios. Con la instalación de capacitores y compensadores, equipos para aprovechar al 100% las tres líneas, se podrán transportar mil 200 megavatios, es decir, quedarán más de 200 megavatios sin espacio.
Uno de los argumentos para construir la cuarta línea es aumentar la capacidad y garantizar la operación. Si la demanda regresa a los niveles anteriores a la Covid-19 se corre el riesgo de sobrecargar el sistema de transmisión. Además, sin la cuarta línea se mantendrán las pérdidas de potencia y energía que se calculan en $22 millones al año y se continuaría pagando por la energía contratada no utilizada, por no tener la infraestructura disponible, como ya ocurrió con la tercera línea de Etesa. Este diario consultó a Etesa sobre la decisión pero solo se informó que se presentó un recurso de reconsideración que aún no ha sido resuelto.