Empecemos por admitir que los panameños no somos cordiales por naturaleza, lo que implica que debemos realizar esfuerzos adicionales por modificar esa cultura y mejorar nuestra amabilidad, tanto a nivel individual como empresarial.
En mi larga carrera como formador y consultor especializado, he tenido que escuchar a directores y gerentes, evitar esta importante necesidad con excusas lapidarias como… “estamos dictando otras capacitaciones importantes al personal”; “no estamos interesados”; “que bueno, pero si los necesitamos, los llamamos”; “ya recibimos una, pero no funcionó” ; “solo ofrecemos capacitación técnica”, en fin, hay mucha creatividad para dejar al personal alejado del servicio y la atención y del presupuesto de la empresa.
En este momento en que se advierte sobre una economía agredida brutalmente, la mejor herramienta que el personal administrativo, de ventas, u operativo, necesita para mantenerse comprometido en sus funciones, es la actitud positiva en su trabajo y la comunicación empática con el cliente, para mantener las ventas.
Lo patético de esta actitud individualista y egoísta, es que son estas mismas personas, gremios y empresas, las que salen en televisión y otros medios diciendo que en Panamá no hay gente capacitada, por lo que resulta más conveniente, contratar personal extranjero porque son más cordiales. Eso es un atentado contra la capacidad laboral del panameño.
Enséñeles de manera correcta, con base en la cultura propia y habrá más trabajos para panameños.
La época esclavista de la industrialización de los siglos XVIII y XIX, ya pasó, dejar hoy al personal sin continuas herramientas de comunicación con el cliente, es atentar contra la economía de su propia empresa, de no ser así, tendríamos un colaborador panameño mucho más cordial, y se crearían las bases de una cultura de amabilidad, que es la única habilidad que le falta a Panamá para ser el mejor de la región.
El autor es especialista en la gestión del cliente.