Entre los emprendedores no falta el que cuenta que cuando decide trabajar de forma independiente, desde los círculos más cercanos llegan advertencias para que no lo haga. Y el caso de Krystela Vidal no es ajeno. A pesar de que su empresa tiene seis años, algún familiar todavía la cuestiona sobre su decisión de emprender: que si está loca.
Krystela Vidal Weddings & Parties es fruto de las experiencias laborales de su fundadora y de su vocación desde pequeña de hacer algo importante para las personas, de hacerlas felices, dirá ella. Nunca tuvo en mente tener su propio negocio. Solo que, un buen día, se cansó de trabajar en una oficina.
“En Panamá tenemos la educación de prepararnos, estudiar y ganar un salario. De saber que necesitamos ese salario para poder vivir”, explica Krystela. “De jovencita nunca pensé en emprender”.
Hasta que lo hizo en 2011, después de trabajar en agencias de turismo, donde ganó experiencia en la organización de eventos corporativos para lanzamientos de marca, y en el sector hotelero y en clubes -como el Club Unión-, en el que aprendió sobre logística de bodas y fiestas.
“No me sentía feliz en una oficina. Renuncié porque un amigo me impulsó y me dijo que tenía potencial, que podría estar desperdiciándolo entre cuatro paredes”, recuerda. Ese fue el empujón que necesitaba para dar el salto.
Se asesoró con unos amigos y montó un estand en una feria de bodas que se celebró ese mismo año en un hotel de la localidad. Con más ganas que experiencia en el sector per se, consiguió allí su primer cliente. En ese momento lo más importante no era ganar una gran cantidad de dinero, “sino hacer mi nombre. Lo primero que quería era quedar bien”.
Al cabo de unos meses en dicho año, Vidal obtuvo su permiso de operación en el Ministerio de Comercio e Industrias: la independencia laboral en un papel. Ya era su propia jefa. Ahora llegaba el turno de hacer un análisis de mercado y encontrar nuevos y más clientes.
VOCES VITALES Y UN SEMINARIO INÉDITO
Afirma que las redes sociales y la publicidad boca a boca han sido sus mejores aliados para expandir su nombre y su marca. Pero para lograr esto hizo un exhaustivo análisis de la competencia, para ver cómo podía diferenciarse de lo que ya existía en el mercado.
Durante 2012 habló al respecto con sus propias clientas: “Descubrí que no encuentran en su wedding planner a alguien confiable, que les diga en qué gastar y en qué no. Ven un wedding planner como una persona que busca sacarles dinero”.
Con esto en mente, emprendió sobre su propio emprendimiento. Ideó el seminario Bride Dreams, que serviría como guía para las futuras novias en varios aspectos: desde el cuidado de la piel y el pelo y la selección del traje, hasta la nutrición y una iniciación espiritual para el matrimonio.
El eje central del seminario, que organiza cada año, es que la novia se sienta como en una boda: hay música, fotógrafo, orquesta, mimosas, decoraciones, y un espacio de preguntas y respuestas. También se puede contratar allí mismo a los proveedores de estos servicios.
Indica que este seminario le ha servido para conseguir más clientes.
Los precios de la industria de las bodas varían dependiendo de la cantidad de invitados y el tiempo que la novia requiera de los servicios de su wedding planner. Las pueden contratar solo por el día, para que esté anuente de la logística, a un precio promedio de entre $800 y $1,000. O puede ser desde uno o dos meses antes de la boda, para estar en la planeación desde el día cero: aquí la cotización puede ascender a entre $2,500 y $3,000. De todas formas, las cifras varían.
Vidal indica que un aspecto clave para la forma en que evolucionó su negocio fue su coach o mentora Lourdes Navarro, a quien conoció durante su paso por Voces Vitales entre 2012 y 2013.
Fue en esta organización donde aprendió sobre los aspectos legales y financieros de los negocios; cómo establecer precios, optimizar el precio y manejar costos.
Además de aconsejarle a otros emprendedores que “en el cansancio y la negatividad, sigan su corazón”, Vidal pone a la figura del coach como un punto fundamental: “Ella [Lourdes Navarro] me motivó a empezar a entrenar; me dijo ‘tienes todo para tomar ese camino’. Es buena la figura de la mentora, porque de repente encuentra en ti cualidades que tú no reconoces. Porque entre tanta negatividad a veces no te crees la capacidad que puedes desarrollar”.