Cada vez que escucho otra noticia acerca de cómo nuestro gobierno está manejando nuestro país, me dan ganas de colgar los guantes con el emprendimiento y empezar a escribir acerca de política.
No sé si reír o llorar cada vez que leo una noticia acerca de cuántos millones se robaron de tal obra o cómo no hay “fundamentos legales para revelar la lista de implicados de Odebrecht” o cómo en Veraguas un violador de menores llegó a un acuerdo de servicio comunitario en vez de cárcel. Lo que me da esperanza es que últimamente he visto más y más emprendimientos políticos. He visto proyectos empezados por jóvenes (o no tan jóvenes; la edad no importa) para hacerle frente a la sinvergüenzura de más de unos cuantos con títulos honorables. Agradecida e inspirada por estos proyectos, aporto yo cómo pienso que puedo aportar; escribiendo hoy: ¿Cómo se empieza un proyecto político? Y la verdad es que un proyecto político se empieza como se empieza cualquier otro proyecto: buscando y escogiendo un problema.
Usualmente hablamos acerca de los problemas sociales o políticos por sus nombres gigantes: “EL problema de LA corrupción”, por ejemplo. Cada problema, en realidad, no es un solo problema, sino una serie de subproblemas que se juntan como piezas de un rompecabezas para armar un problema mayor. Al reconocer que no existe el singular problema de la corrupción podremos empezar a realmente ver a qué nos referimos cuando decimos “la corrupción”. Para empezar, define un subproblema de la corrupción que quisieras resolver. ¿Te interesa resolver la corrupción a nivel legislativo o ejecutivo o judicial? Y si escoges el Órgano Legislativo, ¿te interesaría velar por la correcta escogencia de los magistrados de la Corte Suprema o velar por la redacción de leyes beneficiosas y oportunas o promover la rendición de cuentas en cuanto a las donaciones de diputados o fiscalizar la asistencia de los diputados o educar a los ciudadanos acerca de las funciones de los diputados o incentivar la participación política de más jóvenes que no aspiren a replicar los hábitos corruptos? Cada uno de estos ejemplos es un subproblema de la corrupción, pero es un problema complejo en sí. Escoger un subproblema te da un punto de partida. Te permite analizar con mayor facilidad: ¿cuál es el (sub)problema en cuestión? ¿Cómo ocurre? ¿Quiénes son los implicados? ¿A quiénes afecta directa o indirectamente? ¿Cómo se ha tratado de resolver en el pasado efectiva o inefectivamente?
Este breve ejercicio de enlistar potenciales problemas es posible con solo un poco de investigación: - haciendo un conteo de los escándalos más frecuentes o entrevistando a conocedores del tema. Antes de poder diseñar una idea o solución para cualquiera de estos problemas, hay que entenderlo a profundidad. Hace poco leí que antes de “pensar fuera de la caja” hay que terminar de entender bien la caja para poder luego diseñar una solución adecuada e innovadora. Aunque podamos apasionarnos por todos o varios de estos subproblemas, debemos escoger, definir y entender un subproblema específico por dónde podemos empezar a trabajar.
Para hacer esto se requiere una dosis combinada de disciplina + realidad. Porque aunque lo quisiéramos resolver todo, tenemos que saber que no existiría una sola solución integral para corregir un problema enorme. No lo podemos arreglar todo solos ni a través de un solo proyecto.
Es por eso que necesitamos que muchas personas emprendan proyectos políticos. Necesitamos que todos los ciudadanos frustrados con el ciclo vicioso en el que se encuentra nuestro país, se organicen para tomar algún tipo de acción. Se necesita acciones a todos los niveles: empezando proyectos, voluntariándose en proyectos, apoyando financieramente proyectos. A dos años de las próximas elecciones hay mucho trabajo por hacer.
No importa cuán grande o pequeño sea un proyecto político, proyectos que informan/educan/organizan/cambian hábitos son los que nos permitirán evitar que se reelijan o lleguen al poder protagonistas de corrupción.
Dejemos de esperar a un próximo gobierno que venga a corregirlo todo. Tomemos las riendas de nuestro país en nuestras manos; pongamos en marcha proyectos que protejan la democracia, fomenten la transparencia y empoderen a los ciudadanos a seguir trabajando para crear un mejor país.