Si China avanza, también los metales industriales. Ese es el mensaje de inversionistas ansiosos que dejan un irregular 2018, cuando la tensión comercial de Trump, las alzas en las tasas de la Reserva Federal, el fortalecimiento del dólar y la desaceleración económica en China se combinaron para impulsar al Índice de la Bolsa de Metales de Londres a su primera pérdida anual desde 2015.
Los mercados alcistas apuestan que la reducción en los suministros permitirá impulsar los precios después de un año descrito por la correduría Marex Spectron como “horrible”, y tienen la esperanza de que China apoyará las medidas de estímulo a principios del próximo año. Sin embargo, otros no están tan convencidos tras los débiles datos de importación del gigante asiático en noviembre.
“Los metales básicos seguirán el ritmo de China, y me gustaría que la historia fuera mejor”, declaró Rob Haworth, que ayuda a supervisar unos $164 mil millones en US Bank Wealth Management en Seattle. “El crecimiento allí se está desacelerando y es probable que siga así”.
La mejor apuesta para 2019 es el cobre, dice Hui Shan, estratega en Goldman Sachs & Co. El ritmo de disminución de las reservas de cobre en China este año sugiere que la demanda del metal rojo del país asiático ha aumentado de 5% a 6%.