La expresidenta de Costa Rica se está presentando como una alternativa intermedia para superar una disputa política cada vez más amarga por el liderazgo del banco de desarrollo más importante de América Latina.
Laura Chinchilla busca encabezar el Banco Interamericano de Desarrollo, que presta más de $10 mil millones por año para financiar programas sociales y de infraestructura en la región.
El banco, considerado clave para financiar la recuperación de América Latina tras la pandemia de coronavirus, se encuentra en medio de una acalorada sucesión de líderes.
En junio, el presidente de EU, Donald Trump, nominó a su asesor Mauricio Claver-Carone para el cargo principal del BID, en reemplazo del presidente Luis Alberto Moreno, que se va en un mes.
La medida profundizó fisuras regionales, ya que rompería una tradición de seis décadas de liderazgo latinoamericano en el banco. Si bien Claver-Carone parece ser el favorito después de asegurar el apoyo de más de una docena de países, entre ellos Brasil y Colombia, Argentina está promocionando a Gustavo Beliz, asesor del presidente izquierdista, Alberto Fernández, con el respaldo de México.
En medio de críticas de políticos y exdiplomáticos de la región, Argentina y México pidieron posponer las elecciones programadas para el 12 de septiembre, citando la incapacidad de los miembros del BID para reunirse en persona debido a la pandemia.
La elección de Claver-Carone el próximo mes también podría dejar al banco desfasado ante una posible administración demócrata en Estados Unidos, en caso de que Trump sea derrotado en noviembre.
Chinchilla, la primera mujer en ser elegida presidenta de Costa Rica, es una posibilidad remota en este momento, dado que los mayores accionistas del BID respaldan a otros candidatos. Sin embargo, se presenta a sí misma como una diplomática que podrá llevarse bien con todos y trabajar de manera bipartidista en Washington para comenzar el proceso de años de obtener la aprobación de aumentar el capital del banco.
“Ofrezco un tipo de liderazgo que no polariza”, dijo Chinchilla, de 61 años.
Chinchilla no dice si cree que la votación de septiembre debería posponerse a pesar de que Costa Rica se ha unido a los países que piden una postergación.
Entre otros cambios, propone un banco más prescriptivo y que recomiende las mejores políticas para la región, un rol más parecido al de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos.
Chinchilla lideró a Costa Rica de 2010 a 2014 y disfrutó de algunos éxitos: el país ganó su primera calificación crediticia de grado de inversión, tuvo un crecimiento promedio de más de 4% después de la crisis financiera mundial de 2009 y la inflación se desaceleró.
No obstante, su administración fue sacudida por una serie de escándalos de corrupción que involucraron a su gabinete, y aunque la propia Chinchilla no fue acusada de irregularidades, su popularidad era de las más bajas entre líderes latinoamericanos al momento que dejó el cargo.