En 1958, el navío estadounidense Nautilus, hoy convertido en barco museo, fue el primer submarino en la historia que atravesó sumergido el casquete del Polo Norte durante el verano, cuando ocurre el deshielo.
Sesenta años más tarde, con un deshielo acelerado por el cambio climático, existen por lo menos dos rutas marítimas por esa zona que son navegables con buques rompehielos para transportar mercancías o turistas desde Asia a Europa o Norteamérica y viceversa. Se trata de la ruta del norte, encima de Rusia o el paso noroeste bordeando la frontera de Canadá.
Pese a que el nuevo canal de navegación por ahora solo estaría disponible durante unos tres meses de verano en el Ártico, el tiempo de transporte de mercancías desde Asia a Europa y a América del Norte se acortaría a la mitad del tiempo del que se toma por las rutas de los canales de Suez y Panamá, según los estudios.
Algunos estudios indican que si continúa la tendencia del deshielo será posible navegar por la ruta del norte durante todo el año, lo que podría cambiar el mapa de las rutas de transporte marítimo mundial.
Aunque los análisis señalan que la ruta generaría una mayor competencia para Suez que para Panamá, la Autoridad del Canal de Panamá (ACP) sigue de cerca el tema.
“En recientes conferencias, los participantes han coincidido en que la navegación por esta ruta seguirá presentando grandes dificultades, incluso con la disminución de la cobertura de hielo que se espera ocurrirá en las próximas décadas”, señaló la ACP.
“El cambio climático que está causando el deshielo del Ártico es una realidad; sin embargo, hay otros factores comerciales y hasta geopolíticos que complicarán su viabilidad como ruta para el comercio mundial”, añadió.
El tablero geopolítico
La zona también ha cobrado vigencia en el marco geopolítico entre los países que tienen territorio en el área u otros como China, que a principios de este año publicó el “libro blanco” en el que esboza su visión política en el Ártico para desarrollar la “ruta de la seda polar”.
Para algunos analistas, el deshielo en el Ártico ha despertado la guerra fría. Paula Dobriansky, exsubsecretaria de Estado de Estados Unidos para la Democracia y Asuntos Globales, publicó en febrero un artículo en The Wall Street Journal en el que expresó que “Estados Unidos y la OTAN deben adoptar una nueva estrategia para contrarrestar la acumulación militar masiva de Rusia en el Ártico”. “El Ártico es una región de tremenda importancia estratégica para el comercio mundial y la seguridad nacional de Estados Unidos”, advirtió Dobriansky en la publicación.
Según el “libro blanco”, China quisiera “proteger, desarrollar y participar” en la gobernabilidad del Ártico. Pekín es parte del grupo de observadores con otros 12 países del Consejo del Ártico. Aunque no tiene fronteras ni territorios en el Ártico, algunos analistas se preguntan si mantiene un acuerdo con Rusia, país que domina la mayor frontera del Ártico.
Además de la importancia como paso de buques, también genera interés la explotación de petróleo, gas y otros minerales que hay en el lugar.
Se calcula que los territorios continentales del Ártico cubren 8 millones de kilómetros cuadrados, cuya soberanía pertenece a Canadá, Dinamarca, Finlandia, Islandia, Noruega, Rusia, Suecia y Estados Unidos. Mientras que el océano Ártico tiene más de 14 millones de kilómetros cuadrados.
Paso de mercancía
En estos momentos el portacontenedores rompehielos Venta Maersk, que partió por primera vez a mediados de agosto con una carga de pescado congelado de la ciudad de Vladivostok (en el extremo oriental de Rusia) está por llegar a Bremerhaven, Alemania, en el Mar del Norte, después de cruzar el Ártico. El último recorrido será por el mar Báltico para llegar a San Petersburgo.
Si se cumple el recorrido, el Venta Maersk habrá reducido 7 mil 500 kilómetros de viaje a la ruta por el Canal de Suez.
Se calcula que la duración del viaje no excederá los 40 días, es decir, entre 12 y 15 días menos que si hubiera tomado la ruta por Suez. Como es el primer viaje de un portacontenedores de Maersk, la llegada a su destino final está sujeta a las condiciones que pueda encontrar el barco en la ruta por el Ártico. Este es uno de los inconvenientes que por ahora se ven en esta ruta, ya que no permite hacer un cálculo exacto de tiempo de recorrido porque aún se pueden encontrar áreas de navegación donde se debe navegar a menos velocidad por seguridad.
Sin embargo, las proyecciones indican que para la década de 2050 el deshielo permitirá una navegación ininterrumpida.