La carne de wagyu de Japón a menudo se considera la mejor del mundo. Es una carne tierna como la manteca. Es tan blanda que el uso del cuchillo es optativo.
Su grasa marmolada se disuelve en un sabor mantecoso tan rico que podría retirarse a la Florida. El ganado vive relativamente mimado. Los animales se inscriben en un registro del Gobierno japonés poco después de nacer y se crían de acuerdo con estrictas normas, aunque la idea de que todos reciben una dieta de cerveza y Beethoven es algo exagerada.
Usted paga por ese privilegio, por supuesto. En el restaurante CUT de Wolfgang Puck en Beverly Hills, con $140 podrá comer 4 onzas (110 gramos) de carne Prime del Departamento de Agricultura de los Estados Unidos, pero solo 2 onzas de wagyu de la prefectura japonesa de Miyazaki.
Después de que la Unión Europea levantara la prohibición de la carne vacuna japonesa en 2014, los restaurantes de Londres comenzaron a experimentar con wagyu, que se traduce como vaca japonesa.
El Reino Unido se convirtió rápidamente en el mayor importador de Europa, con casi 47 mil kilogramos en 2016.
