Aunque el nivel de préstamos modificados como consecuencia de la pandemia del coronavirus siguió una tendencia a la baja en la segunda mitad del año, al cierre de 2020 todavía representaban un 42.2% del total de la cartera. Es decir, de una cartera total de créditos de $54,293 millones, $22,933 millones se mantienen dentro del paraguas de alivio financiero.
El superintendente de Bancos, Amauri Castillo, dijo ayer durante la presentación de resultados del sector bancario que esto representa “un reto monumental”.
Aunque el nivel de préstamos modificados ha ido descendiendo, no lo ha hecho al nivel que se esperaría inicialmente, y esto es una consecuencia directa de una crisis más prolongada de lo que originalmente se imaginó.
Castillo explicó que no se debe entender que toda esa cartera no paga nada de sus obligaciones, porque en algunos casos bancos y clientes han llegado a acuerdos para, por lo menos, cubrir la parte de intereses.
No obstante, el nivel de ingresos que genera la cartera es inferior a lo normal y, además, en un entorno económico aún incierto, no se sabe cómo será su comportamiento de pago a futuro.
Castillo dijo que se le da seguimiento diario a la evolución de la cartera y se hacen reportes semanales, “entendiendo que muy probablemente algún porcentaje de esa cartera modificada no se va a recuperar”.
Los resultados que presentó ayer Castillo están marcados por la pandemia. Precisamente como medida de precaución para cubrir eventuales pérdidas, los bancos han elevado sustancialmente el nivel de provisiones, tanto como una medida prudencial propia como por las exigencias regulatorias.
En concreto, el gasto en provisiones del centro bancario internacional pasó de $641 millones en 2019 a $1,211 millones en 2020, un aumento de 89%.
Esto tuvo un efecto directo en la generación de ganancias de los bancos, que pasaron de $1,849 millones en 2019 a $1,009 millones el ejercicio pasado.
Las ganancias también mermaron por la menor generación de ingresos por intereses, que cayeron un 11.54%.
La banca se mueve de la mano de la economía, y notó el parón de actividades económicas durante buena parte del año, que derivó en un histórico desplome del producto interno bruto del país de 17.9%.
Esto tuvo su reflejo directo en la colocación de nuevos préstamos. En 2020, los bancos desembolsaron $15,668 millones, es decir, $10,642 millones o 40.4% menos que durante el ejercicio anterior.
En la clasificación por sectores, solo crecieron los préstamos concedidos a entidades públicas, mientras que las actividades del sector privado registraron fuertes caídas. (Ver gráfica).
El superintendente apuntó que los fundamentos financieros del sistema bancario “se mantenían robustos y estables” antes de la pandemia y que al declararse las medidas de confinamiento, las entidades aumentaron “significativamente los niveles de liquidez y solvencia con el objetivo de enfrentar cualquier contingencia que surgiera en el corto plazo”.
Aunque reconoció que hay retos, también confió en que “la fortaleza del sistema va a permitir que la banca juegue un rol en la recuperación de la economía”.
