Los inicios de año suelen ser momentos de planificación de acciones con los que se aspira a mejorar el desempeño del año anterior. Este 2021 no ha empezado así. Buena parte de la actividad económica inicia el ejercicio detenida por disposición del Ministerio de Salud, que decretó restricciones de movilidad y cierre de ciertas actividades hasta el próximo 14 de enero en un intento por contener el rebrote de casos del nuevo coronavirus.
Para muchos negocios, regresa una situación vivida durante buena parte de 2020 y que se tradujo en una de las crisis económicas más profundas en la historia de Panamá.
Nadkyi Duque, presidenta de la Asociación Panameña de Centros Comerciales, dijo que desde que se levantó la primera cuarentena se venía trabajando y hubo un efecto positivo en la confianza del consumidor, que se estaba reflejando en las ventas, aunque estas no estuvieran al nivel de ejercicios anteriores. En esa coyuntura se conoció la decisión “inconsulta” y “totalmente desatinada” de un nuevo confinamiento en las provincias de Panamá y Panamá Oeste.
La empresaria señaló que, precisamente, estas primeras dos semanas de enero suelen ser de baja afluencia en los comercios, porque las personas ya han hecho las compras de fin de año.
Con el cierre de actividades, a su juicio, se genera un impacto negativo porque se vuelve a crear incertidumbre para el consumidor, los trabajadores y los inversionistas en un sector, el comercial, que según el gremio tiene un peso de 17% en producto interno bruto del país.
La reapertura de los últimos meses de 2020 vino acompañada de una paulatina reactivación de contratos. Duque dijo que, dependiendo de cada comercio, se había llamado entre un 30% y un 50% de los trabajadores. En números absolutos, unos 28,000 contratos del sector se habían reactivado, cuando entre empleos directos e indirectos, la población ocupada antes de la pandemia en los centros comerciales era de 60,000 personas.
Ahora buena parte del personal reactivado volverá a ser suspendido, con la presión y las dudas que esto genera en las personas sobre su futuro laboral y la capacidad para seguir cumpliendo con sus compromisos.
Sobre el nivel de suspensión de contratos que se producirá, Duque dijo que dependerá de si el 15 de enero se produce o no la reapertura de la actividad, pero resaltó que el sector espera que la medida solamente sea por estas dos semanas “porque no podemos seguir jugando más con la sostenibilidad de las empresas y con las plazas de empleo”.
El parón no solo afecta a los trabajadores, también a la planificación de los negocios, que habían estado trabajando por meses con propietarios de locales y con proveedores para negociar fórmulas y fechas de pago, un trabajo que ahora “se echa por la borda” porque los cálculos incluían tener actividad estos días.
Ahora se tiene que volver a replantear si se va a pagar o no estos 15 días a los arrendatarios, las fechas de pago a proveedores se trastocan y tampoco se harán compras internacionales por la incertidumbre de si habrá actividad o no, puntualizó.
Restaurantes
Uno de los sectores más afectados por esta crisis es el de los restaurantes, que se tuvieron que adaptar durante meses a servir solamente sus comidas a domicilio, una situación que regresa durante esta nueva cuarentena. En este nuevo periodo, solamente podrán servir a domicilio, o por ventanilla los que tengan autoservicio.
Domingo de Obaldía, presidente de la Asociación de Restaurantes y Afines de Panamá, dijo que algunos restaurantes seguirán abiertos estos días trabajando a domicilio, pero que otros han optado por cerrar durante la nueva cuarentena porque lo que generan en delivery no es suficiente para pagar la planilla y el resto de gastos.
Como sucede con los centros comerciales, el sector de los restaurantes había alcanzado arreglos de pago con arrendadores, pero ahora se sumará la deuda generada en enero, prácticamente sin actividad, con la arrastrada durante el ejercicio pasado.
Además, desde el punto de vista operativo, cada vez que se tiene que abrir o cerrar se generan ciertos gastos. Significa decirle a proveedores que no traigan más productos, ver qué se hace con los productos que quedaron disponibles, así como limpiezas totales de los establecimientos, comentó el empresario.
Además, el restaurante que pueda trabajar con reparto a domicilio emplea solamente a una porción del personal que trabaja normalmente, lo que se traduce en nuevas suspensiones de contratos.
De Obaldía se refirió también a la falta de certidumbre, lo que les limita para tomar decisiones. “Yo como empresario no me planifico a 14 días sino a seis meses o un año”.
A su juicio, si se anunciara propiamente que va a haber un periodo de cuarentena, que luego se va a abrir y que habrá ciertas ayudas al sector, los empresarios podrían tomar el riesgo de seguir endeudándose para continuar el negocio. “El problema es que no hay un norte”, dijo.
Puso como ejemplo que en otros países se están adoptando medidas de apoyo directo para sostener los empleos y cuestionó que los planes de financiamiento que se anuncian no están llegando a las empresas como debería ser porque los requisitos son los mismos que antes de la crisis.
La dificultad para sostener los negocios ha llevado a muchos empresarios a tomar la decisión de cerrar definitivamente.
Según el gremio, alrededor de 2,000 establecimientos, un tercio del total de restaurantes en el país, no volverá a abrir como consecuencia de la pandemia.
“Todas estas medidas lamentablemente lo único que hacen es que el que tenía alguna esperanza de poder continuar para salvar el negocio tomó la decisión de cerrar”, sostuvo De Obaldía.
Uno de los comentarios constantes de los representantes de los gremios tiene que ver con la desconexión del sector público con el privado.
Carlos Araúz, vocero de la Asociación de Restaurantes, Bares y Discotecas de Panamá, dijo que todavía esperan respuesta a una nota enviada el pasado 7 de diciembre en conjunto con la Asociación Cervecera Artesanal de Panamá que planteaba propuestas para paliar la crisis de estos negocios.
Araúz dijo que sí apoyan las medidas para salvaguardar la salud, “pero tenemos que aterrizar acciones que eviten la pérdida de 9 mil empleos y la desaparición de cientos de empresas”.
El también economista apuntó que “cada día que pasa implica más desempleo y menos apoyo al empresario de la micro y pequeña empresa”.