El hurto pecuario en Pacora, San Martín, Chepo, Río Chico y la Unión Santeña, de Chimán, al este de la provincia de Panamá, se incrementó en el último mes. Los ganaderos de la zona aseguran que los moradores no respetan las restricciones de movilidad impuestas por el Gobierno para frenar los contagios del coronavirus (Covid-19) y esto ha desencadenado una ola de robos en las fincas ganaderas.
El pasado jueves 2 de abril los cuatreros concretaron el robo y sacrificio de dos novillas de la ganadera Hacienda San José, en Río Chico, corregimiento de Pacora. Los animales de la raza brahman tenían un peso aproximado de 800 libras y su valor comercial oscila entre $750 y $850.
En la Hacienda San José, con una extensión de 3 mil hectáreas se dedican a la cría y ceba de 1,500 reses de la raza brahman y algunos cruces de angus, ambas para la producción de carne. También cultivan 1,200 hectáreas de arroz.
Nicolás O'Hara, gerente de la ganadera Hacienda San José, manifestó que en las zonas productivas, al este de la provincia de Panamá, los delincuentes se están aprovechando del toque de queda impuesto por la pandemia del Covid-19 para ingresar a las fincas de forma ilegal y sacrificar a las reses.
Debido a los robos, en la Hacienda San José se movilizó a los animales a una sola zona y los insumos agropecuarios se resguardaron. Solo está en producción el 30% de la finca.
Las fincas ganaderas están en áreas donde hay poca o nula iluminación eléctrica y las rondas policiales solo se realizan hasta las 4:00 p.m.
Thomas Patton, administrador de Ganadera T. A.D., ubicada en la vía a Coquira, Chepo, asegura que ellos también fueron víctimas de los cuatreros. A la finca, con una extensión de 1,800 hectáreas, entraron el domingo 29 de marzo y sacrificaron una res de la raza brahman con un peso de 900 libras. La ganadera se dedica a la reproducción, cría y engorde de 1,200 animales de las razas brahman y senepol.
Patton, al igual que O'Hara, asegura que los hurtos se están incrementado a raíz del toque de queda.
En el día, los cuatreros entran a las zonas como cazadores de iguana y otros animales silvestres. Una vez en las áreas aledañas a las fincas, rompen la cerca perimetral, entra e identifican el área donde pastorean las reses para luego marcar al animal que en la noche será sacrificado.
Los ganaderos que han sido víctimas de los robos han encontrado en las fincas restos de tiendas de campaña improvisadas donde los cuatreros aguardan a que el sol se oculte para sacrificar al animal.
Los delincuentes utilizan rifles para matar al animal y en las carpas descuartizan a la res.
La vísceras las colocan en una bolsa y luego las entierran para evitar que las aves de rapiña las encuentren. En el lugar solo dejan la cabeza y patas del ganado. Se llevan la carne, alimento que representa un riesgo sanitario para el consumo humano.
Médicos veterinarios advierten de que consumir esta carne representa un riesgo sanitario para la población porque se desconoce si la res estaba enferma o si se le aplicó algún medicamento que sea dañino para los humanos. En Panamá, la mayoría de las fincas ganaderas se dedican a la cría y engorde de animales de la raza brahman.
Originaria del sur de Estados Unidos, esta raza se distingue por su alta resistencia al ataque de plagas, enfermedades y a su excelente adaptabilidad al trópico, además de su potencial en la producción de carne y leche.
Esta resistencia a las condiciones ambientales del trópico la posiciona entre las preferidas de los ganaderos panameños.
Gerardo González, presidente de la Asociación Nacional de Ganaderos (Anagan), manifestó que en otras regiones del país también se replica el mismo método de sacrificio ilegal de reses. “Este delito estaba un poco controlado, pero a raíz de la crisis del coronavirus se están incrementando los casos de hurto pecuario”, detalló González.
Además de Panamá este, la Anagan registra el sacrificio de animales en Coclé, Chiriquí, Herrera y Los Santos. Esta última con mayor reportes en Macaracas, Tres Quebradas, Santa Ana, Llano de Piedra y Santo Domingo.
Los productores solicitan al Ministro de Seguridad, Juan Pino y al director de la Policía Nacional, Jorge Miranda, reforzar las rondas en las zonas productivas. En el caso de Panamá este sugieren la presencia del Servicio Nacional de Fronteras (Senafront), debido a que “los delincuentes manejan armas de grueso calibre”.
También piden se investigue la cadena de comercialización ilícita de esta carne.