Los cerdos suelen ir al mercado, pero en Alemania también van a los tribunales. Los defensores de los derechos de los animales recurrieron a la máxima corte de justicia para prohibir la castración sin anestesia, en un caso en que los propios cerdos son parte de la acusación.
La castración de los animales es cada vez más polémica en Europa y ya ha sido prohibida en Suecia, Noruega y Suiza.
Los criadores arguyen que la castración de los cerditos recién nacidos es necesaria para prevenir el llamado “olor sexual”, un aroma similar al de orina, heces o sudor, que puede surgir al cocinar o comer carne de porcino macho adulto.
El parlamento alemán prohibió la castración sin anestesia en 2013 pero autorizó un periodo de transición de cinco años para ayudar a los criadores a adaptarse a la nueva situación.
El grupo Personas por el Trato Ético de los Animales presentó una querella ante el Tribunal Constitucional alemán en representación de los cerditos.
Algunos productores alemanes ponen sus esperanzas en una vacuna que solo necesita dos inyecciones para prevenir el olor sexual, una alternativa muy utilizada en el extranjero.