El mercado inmobiliario de Estados Unidos está en auge pese a la crisis del coronavirus pero el insaciable apetito por viviendas disparó los precios y destruyó el sueño de la casa propia de muchas familias de modestos ingresos.
“Es una historia de ricos y pobres”, dijo Dana Scanlon, una agente de bienes raíces de Washington. En un intento para mitigar los daños de la pandemia en la mayor economía del mundo, la Reserva Federal recortó en marzo casi a cero las tasas de interés. Como explica Scanlon, “eso dio un gran impulso al poder de compra de quienes aún tienen empleo... donde pueden trabajar desde casa”.
Para muchos, agregó, hasta significó “un leve aumento del ahorro” debido a la disminución de los gastos de ir y venir al trabajo y comer fuera de casa, dice.
El mes pasado se revendieron 6.85 millones de viviendas, contra 6.54 millones del mes anterior (4.3% más) y en la medición anualizada el aumento fue de 26.6%.
Con muchos empleados considerando trabajar a mediano plazo solo en forma remota y con niños asistiendo a clase por Zoom, la pandemia estimula la demanda.

