Los depósitos del centro bancario internacional aumentaron en $9,781 millones u 11.4% entre febrero de 2020 y febrero de 2021, pasando de $86,145 millones el año pasado a $95,927 millones al término del segundo mes de este ejercicio, según la Superintendencia de Bancos de Panamá.
Se trata de un aumento importante de los depósitos, en un periodo de tiempo que coincide con la pandemia del nuevo coronavirus, ya que el primer caso se conoció en el país el 9 de marzo de 2020.
Son varios los factores que incidieron en el crecimiento de los depósitos. La principal variación se dio en los depósitos internos. Crecieron sustancialmente tanto los depósitos oficiales como los de particulares.
El regulador señaló en su informe que “la captación de depósitos fue el componente de la intermediación bancaria que más cambió su tendencia como consecuencia de la pandemia. A partir de marzo de 2020, se observa un incremento continuo de este componente, el cual cerró a febrero de 2021 con 11 meses consecutivos con tasas de crecimiento anual positivo”.
Los depósitos oficiales pasaron de $8,969 millones en febrero de 2020 a $13,827 millones en el mismo mes de este año. Esto es una consecuencia directa de las emisiones de deuda y los préstamos captados por el Gobierno para hacer frente a las necesidades ocasionadas por la pandemia, señaló la Superintendencia en su reporte.
Además, crecieron sustancialmente los depósitos internos de particulares, una tendencia “no esperada” por el regulador.
En un entorno de mayor desempleo, con empresas generando menores ingresos podría esperarse el uso de los ahorros.
Amauri Castillo, superintendente de Bancos, dijo que aunque los depósitos a plazo fijo siguen siendo la principal forma de ahorro, sí se ha notado que algunos depósitos a plazo fijo han pasado a depósitos a la vista, lo que genera a las personas y a las empresas disponibilidad inmediata de sus recursos.
Entre los factores que el regulador observa y que contribuyeron al aumento de los depósitos particulares en un año de pandemia están el aumento del ahorro precautorio por parte de los hogares en respuesta a eventos inciertos, como sucede actualmente por la pandemia; las restricciones de movilidad y cierre de actividades que limitaron la posibilidad de gastar; fondos provenientes de liquidaciones a trabajadores de la empresa privada; y las moratorias que permitieron la suspensión de pagos de algunas obligaciones.
“Sentíamos que esos ahorros iban a ir tendiendo a disminuir después de un año de pandemia, pero aún no lo hemos visto y eso es una señal positiva”, sostuvo Castillo.
También crecieron, aunque en menor proporción, los depósitos externos. Pasaron de $31,701 millones en febrero de 2020 a $32,395 millones en febrero de este año. La variación es de $693 millones o 2.2%. Castillo dijo que han observado un incremento de depósitos de empresas y bancos colombianos, así como de República Dominicana y de economías dolarizadas como Ecuador y El Salvador.
Como valoración general del comportamiento de los depósitos en el último año, el regulador destacó la estabilidad que ha mantenido el sistema, pese a la incertidumbre ocasionada por la pandemia.
Los depósitos son la principal fuente de fondos de los bancos y su aumento impulsó su liquidez, que se mantuvo muy por encima de los niveles regulatorios exigidos.
El crecimiento de los depósito ha coincidido en el último año con una contracción del crédito, que al mes de febrero seguía sin despegar.
El saldo total de la cartera de crédito al sector privado cayó entre febrero de 2020 y febrero de 2021 en $1,940 millones, un 3.5% menos, mientras que los nuevos desembolsos de préstamos en los dos primeros meses del año cayeron un 28.1% al compararse con el mismo periodo del año anterior.
Desde algunos sectores empresariales y analistas han señalado que los fondos , por lo tanto, no se están inyectando a la economía para dinamizarla.
Castillo dijo que este es un elemento “sumamente importante” porque el negocio de los bancos es prestar. “No colocar, no es una situación cómoda para la banca”. La menor concesión de préstamos es uno de los factores que está incidiendo en los peores resultados de los bancos. El regulador dijo que durante la cuarentena total se veía una falta de demanda, motivada por el confinamiento total y la paralización de la economía.
A medida que se han ido levantando las restricciones y abriendo sectores, ha aumentado en cierta forma el apetito por el crédito, pero en muchos casos se trata de demanda “no calificada”, añadió Castillo, porque todavía siguen habiendo elementos de incertidumbre en la economía en general, lo que se muestra con los contratos suspendidos y las jornadas reducidas. Aunque el riesgo es un elemento intrínseco al negocio bancario, “un banco coloca un préstamo con la idea de recuperar ese crédito”, explicó el regulador.
Así, Castillo señaló que el sistema está “sumamente líquido, lo que es bueno para un momento de estrés, pero ya es más peligroso tener estacionada la liquidez y que no esté orientada hacia una real inyección a la economía, que es lo que se necesita”.
El regulador defendió que “hay que buscar una vía para que se le pueda inyectar liquidez a la economía”.
En este sentido, una de las propuestas que promueve el sector bancario es la creación de un programa de garantías estatales para compartir el riesgo del crédito.