El desempleo es uno de los temas más preocupantes para los países de América Latina porque aún no se ha recuperado un 30% de las plazas perdidas como consecuencia de las medidas adoptadas por la pandemia.
“El desempleo se traduce en más pobreza”, recalca la secretaria ejecutiva de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), Alicia Bárcena, quien a finales de marzo se retira de este organismo de las Naciones Unidas.
Panamá registra una tasa de desempleo del 11.3% y una informalidad del 47.6% según la encuesta de mercado laboral realizada por el Instituto Nacional de Estadística y Censo (INEC). El desempleo en el país equivale a más de 400 mil personas desocupadas. La población indígena es la más afectada con la pobreza en la región.
En América Latina hay 201 millones de personas que están en la pobreza, y de ellos 86 millones se clasifican con pobreza extrema. En este último grupo se incluye a las personas que no pueden suplir sus necesidades alimentarias básicas.
Como consecuencia un 40.9% de la población latina está en condiciones de inseguridad alimentaria moderada o severa, es decir, tras la pandemia aumentó 6.5%, con respecto a 2019. El Caribe es el sector más afectado porque casi todo lo importa y es muy poco lo que se produce localmente para la alimentación.
El panorama se pinta más complicado porque la guerra entre Rusia y Ucrania ha provocado otras situación que repercutirán directamente entre los ciudadanos, como la inflación, advierte Bárcena.
“Estamos viviendo un ambiente financiero mucho más restrictivo porque suben las tasas de interés, el crédito se vuelve más caro y la región más golpeada durante la pandemia fue América Latina”, recalca Bárcena.
Los elementos que impidieron tener un mejor desempeño están ligados a las grandes brechas en los países en temas como salud, seguridad social y otras carencias, entre ellas, la mala distribución de la riqueza.
Como contraste, indicó que en la región hay empresas muy desarrolladas con muy buenos ingresos, y del otro lado están los grandes bolsones de pobreza, que convierten a América Latina en la región con la mayor desigualdad del mundo.
“No se puede crecer sin igualdad, porque los efectos de la pobreza son tan graves, que en materia de desnutrición de los niños el daño es tan grave que los compromete para toda la vida”, recalca.
Todo esto nos lleva a que se han agudizado los problemas que la región iba venciendo como la desnutrición, añadió Bárcena, pese a que reconoció que el rol que ha jugado el Estado en algunos países ha sido vital con las ayudas suministradas a la población.
El puente de la recuperación, agregó, es orientar el gasto público de los países y aumentar la inversión pública y privada.


