Podría ser el secreto peor guardado del mercado petrolero: millones de barriles de crudo pesado venezolano, embargados por Estados Unidos, se han enviado clandestinamente a China.
Para evitar la detección y las sanciones, el crudo se transfiere de un barco a otro, se crean empresas fantasma y se desactivan las señales satelitales, entre otras medidas. Pero hay otro aspecto de esquivar. Implica alterar el crudo con aditivos químicos y cambiar su nombre en la documentación para que pueda venderse como un crudo completamente diferente sin dejar rastro de sus raíces venezolanas.
Las facturas y los correos electrónicos a los que tuvo acceso Bloomberg muestran hasta dónde llegan algunos operadores para disfrazar el origen del crudo y enviarlo a Asia, convirtiendo a las refinerías chinas en un sustento esencial para la maltrecha industria petrolera de Venezuela.
Sector energético. Combustibles fósiles
45% Disminuyó la producción de petróleo de Venezuela en 2020 en comparación con los niveles de 2019.
309 mil Millones de barril de crudo son las reservas comprobadas de Venezuela.
25% Cayó la demanda de crudo de China en 2020, el mayor consumidor de hidrocarburos del mundo. La caída fue producto de la pandemia respiratoria.
Los funcionarios estadounidenses, por supuesto, no pueden prohibir que las empresas chinas o internacionales compren petróleo venezolano.
Sin embargo, pueden ejercer presión financiera al prohibirles hacer negocios con empresas estadounidenses. Es por eso que se toman pasos tan intrincados para disfrazar el origen del crudo.
No obstante, la aplicación del embargo estadounidense resulta complicado, dijo Scott Modell, director gerente de Rapidan Energy Advisors LLC. “Hay diversas formas de eludir las sanciones”, dijo. “Es mucha la gente dispuesta a correr el riesgo porque hay mucho dinero de por medio”.
Los documentos muestran algunos crudos cargados en Venezuela, como es el caso de uno llamado Hamaca, son tratados con aditivos químicos frente a las costas de Singapur y reaparecen en el mercado como cargamentos con nuevos nombres como “Singma” o simplemente una descripción como mezcla bituminosa.
Swissoil Trading SA, con sede en Ginebra, realizó las transacciones que se ven en los documentos, actuando en nombre del comerciante de petróleo mexicano Libre Abordo SA, que en junio fue sancionado por Estados Unidos por comprar crudo venezolano.
En un correo electrónico al que tuvo acceso Bloomberg, un operador de Swissoil que comercializa “Singma” instó a una contraparte para que violara una práctica estándar de la industria al mantener la documentación de carga original fuera del buque petrolero.
“Poner el BL original a bordo del barco es una locura, no lo hagas”, dijo el operador, refiriéndose a los conocimientos de embarque (BL, por sus siglas en inglés). “No comprendes el problema en el que te estás metiendo”.
En un correo electrónico, el abogado de Swissoil dijo: “Swissoil Trading SA no está comercializando y no ha comercializado petróleo crudo de Venezuela”.
Sin embargo, Bloomberg tuvo acceso a documentos de por lo menos 11.3 millones de barriles de petróleo venezolano que Swissoil vendió y entregó a China el año pasado bajo la apariencia de otros nombres.
Los datos aduanales sugieren que estos documentos representan la punta del iceberg y que otras empresas también se dedican a este tipo de alteración y venta. Oficialmente, China no ha importado crudo venezolano desde septiembre de 2019, pero sus compras a Malasia se dispararon a pesar de que ese país no ha aumentado significativamente su capacidad de producción.
Los datos sobre embarques de Bloomberg muestran que más de la mitad de las exportaciones de petróleo venezolano del año pasado terminaron en China.
La alteración de la química del producto no es ilegal y se utiliza para que el aceite se ajuste a determinadas especificaciones que cumplan con las obligaciones contractuales o para eliminar impurezas. Sin embargo, sí lo es ocultar el origen del crudo y cambiarle el nombre.