La agencia de calificación de riesgo Moody’s se refirió ayer al deterioro material en la fortaleza fiscal de Panamá como el factor clave para rebajar la calificación de riesgo del país. La nota soberana de Panamá pasó de Baa1 a Baa2, con perspectiva estable, quedando en el segundo peldaño dentro de lo que se considera grado de inversión.
La calificación de riesgo es la opinión de la agencia sobre la capacidad de un emisor -en este caso Panamá como país- de cumplir con sus compromisos de deuda.
De las tres grandes agencias globales, Moody’s era la única que no había rebajado la calificación de Panamá en los últimos meses. En noviembre de 2020 lo hizo S&P Global Ratings, que redujo la calificación de BBB+ a BBB, quedando, igualmente, en el segundo escalón del grado de inversión; y en febrero de este año Fitch Ratings cambió la nota de BBB a BBB-. En este caso, otra rebaja supondría la pérdida del grado de inversión.
Moody’s destacó la “severa” contracción económica de 17.9% en 2020, comparado con la expectativa de la agencia de 10% del pasado mes de octubre, cuando revisó la perspectiva para ponerla en negativa.
La caída en la actividad económica pesó en los ingresos del sector público, que cayeron 21.2%. Esto, unido a un aumento en el gasto, elevó el déficit fiscal hasta un 10.1%, desde el 3.1% registrado en 2019. Por su parte, la relación entre la deuda y el producto interno bruto (PIB) pasó de 46.4% en 2019 a 68.9% en 2020, un nivel que no se registraba desde el año 2004.
Dada la expectativa de Moody’s de que las métricas fiscales seguirán más débiles que los pares calificados en el grupo de Baa, la agencia concluyó que el perfil crediticio soberano empeoró y no se justifica la nota de Baa1.