Deuda regional sufre en medio de tensiones

Deuda regional sufre en medio de tensiones


La deuda sudamericana en moneda local ha sido un lugar doloroso para los inversionistas internacionales últimamente y hay pocas señales de alivio inmediato.

Los crecientes riesgos de inflación, los aumentos de tasas por parte de los bancos centrales y las preocupaciones fiscales han añadido presión al alza a los rendimientos en gran parte de la región, mientras que las divisas se han visto afectadas por una combinación de preocupaciones políticas, caídas en los precios de las materias primas y el resurgimiento de la amenaza de la Covid-19.

Perú, cuyo nuevo presidente de izquierda ha causado nerviosismo entre los inversionistas, es el país con peor desempeño del año en un índice Bloomberg Barclays de deuda en moneda local de mercados emergentes que mide los rendimientos en dólares.

Sus bonos han caído 27%, siendo Chile y Colombia los siguientes países que más han perdido. La deuda brasileña se ha visto afectada en las últimas semanas, lo que la ha llevado a caer alrededor de 5% este mes, el segundo peor desempeño de la región después de Perú.

“La pandemia ha golpeado más fuerte a Latinoamérica que a otras regiones emergentes, lo que se ha visto reflejado en mayor presión fiscal y más turbulencias políticas”, dijo Mario Castro, estratega de Banco Bilbao Vizcaya Argentaria en Nueva York.

La flexibilización de la política fiscal, destinada a combatir los peores efectos económicos de la pandemia, ha sido un factor importante en la caída.

En Chile, la ampliación del déficit fiscal está afectando a los bonos denominados en pesos este año.

Según cifras del Fondo Monetario Internacional, el país ha sido el que más ha gastado en ayudas para la Covid-19 dentro de los mercados emergentes, desembolsando alrededor del 14.1% del producto interno bruto, y el Gobierno anunció este mes que extenderá los pagos de emergencia a las familias pobres y de clase media.

En Brasil, donde se han tomado medidas similares, el Gobierno renovó y aumentó los pagos a las personas y las familias necesitadas en momentos en que el presidente Jair Bolsonaro se prepara para intentar se reelegido el próximo año. Y dado que los riesgos de inflación son una preocupación para los bancos centrales de todo el mundo, aumentan las presiones que enfrentan los responsables políticos.

El banco central en Brasilia ha elevado su tasa de interés de referencia en 3.25 puntos porcentuales a 5.25% desde marzo y los mercados de swap sugieren que los funcionarios podrían seguir acelerando su ajuste.

En Perú, por su parte, el debilitamiento de la moneda local y el aumento de los precios al consumidor llevaron al banco central a elevar la tasa clave del país la semana pasada por primera vez en media década.

Chile también comenzó a subir las tasas el mes pasado y los inversionistas se preparan para que Colombia siga el ejemplo, posiblemente en la próxima reunión del banco central a fines de este mes.

Los flujos de salida, junto con el aumento de la inflación, están presionando a los bancos centrales para que suban las tasas en toda la región, donde el crecimiento sigue estando por debajo de los niveles anteriores a la pandemia, dijo Armando Armenta, estratega de mercados emergentes de AllianceBernstein en Nueva York.

Los líos políticos en toda la región han aumentado la volatilidad de los mercados y, en muchos casos, han reducido las valoraciones de las divisas.

Las controversias en Perú en torno al nuevo presidente, que esta semana contribuyeron a que el sol alcanzara otro mínimo histórico, son un ejemplo.

El intento de reforma tributaria del Gobierno colombiano a principios de este año se derrumbó ante las masivas protestas, mientras que el presidente brasileño se ha visto envuelto en varios escándalos.

Esta discordia también puede contribuir a socavar la confianza en que los Gobiernos serán capaces de volver a una política fiscal menos expansiva, según Armenta, de AllianceBernstein.

En Chile, los operadores son cada vez más sensibles a las encuestas de opinión que muestran a los candidatos empatados en la carrera presidencial. La volatilidad implícita a tres meses del peso se sitúa actualmente en torno al 14%, cerca de los niveles más altos de este año, ya que los inversionistas buscan protegerse contra el tipo de oscilaciones que han provocado las recientes encuestas.

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