Diferencias frenan diálogo

Diferencias frenan diálogo


Con 237 mil contratos suspendidos temporalmente a raíz de la paralización económica provocada por el nuevo coronavirus y con el pronóstico de que más de 400 mil personas estarán desempleadas al cierre del año, el diálogo por el desarrollo laboral, en el que participan Gobierno, empresa privada y trabajadores, se encuentra bajo profundas presiones.

Desde el 1 de mayo se instaló una mesa tripartita con el objetivo de establecer un diálogo y posterior consenso respecto a las medidas que se tomarán para la preservación de puestos de trabajo y la sostenibilidad de la economía.

La idea es que el país encuentre la forma de encarar la depresión laboral que dejará el nuevo coronavirus, por lo que se determinó que la mesa tripartita tendría un periodo de dos meses para elaborar las propuestas que deben ser entregas al Órgano Ejecutivo.

Dicho periodo vencerá el 30 de junio y, por ahora, no hay ninguna propuesta en firme en la que empresarios y trabajadores coincidan plenamente. De hecho, los sindicatos que representan a los trabajadores suspendieron temporalmente la participación de sus representantes en las comisiones, a partir del 27 de mayo.

La mecánica de trabajo estableció que las discusiones y el respectivo consenso de los temas se tomaría en las tres comisiones de trabajo, para luego ser enviadas a una plenaria o mesa principal y, posteriormente, ser elevadas al Ejecutivo.

A falta de consenso, la plenaria no ha tenido nada que validar, mientras que la postura de los sindicatos obligó ayer a decretar suspendidas las reuniones de las comisiones y convocar para hoy, a las 10:00 a.m., un encuentro plenario para definir el futuro del diálogo.

Desde el Ejecutivo se observa con especial inquietud lo que sucede en la mesa, ya que esperan tomar decisiones basadas en el aporte de todos los sectores, incluyendo a los trabajadores, y evitar posteriores conflictos.

Julio de la Lastra, presidente del Consejo Nacional de la Empresa Privada ( Conep) y vocero de los empresarios en el diálogo, reveló que los puntos de conflicto son los temas relacionados a modificaciones del Código de Trabajo. La intención de los empresarios es “acordar ciertas medidas temporales que permitan a las empresas salir a flote en esta terrible crisis y, por ende, tratar de preservar la mayor cantidad de plazas de trabajo”, dijo.

En este sentido explicó que muchas propuestas se han considerado. “Desde la que habla de permitir a los trabajadores que se les remunere en base a las horas trabajadas hasta [las modificaciones de] las jornadas de trabajo. Todas las propuestas están siendo analizadas y discutidas, y no hay nada escrito en piedra ni de un sector ni de otro”.

Los sindicatos

Las ocho organizaciones sindicales que participan en el diálogo decidieron dejar las comisiones desde el pasado miércoles, porque, alegan, sus criterios no son considerados y el Ejecutivo ya ha tomado decisiones de carácter normativo sobre los temas que se están tratando en la mesa tripartita.

Eduardo Gil, representante de Convergencia Sindical, explicó que el Decreto Ejecutivo 81 de 2020, del Ministerio de Trabajo y Desarrollo Laboral (Mitradel), que estableció la suspensión temporal de los contratos, señalaba que una vez culminado el estado de emergencia todos los trabajadores suspendidos volverían a sus puestos de trabajo.

Según el representante sindical, esto fue modificado a través del Decreto Ejecutivo 96, y se permite a las empresas reactivar los contratos de manera paulatina. Gil señaló que un día antes de la publicación de esta norma, hubo una reunión de la mesa tripartita, con la participación del Mitradel, y no se anunció ni se comentó nada al respecto.

En una carta dirigida al moderador del diálogo, Juan Bosco Bernal, los grupos sindicales señalaron que los mecanismos utilizados para resolver las diferencias “no han sido los más eficientes; además, hemos estado denunciando que el Órgano Ejecutivo legisla al margen de los acuerdos en la mesa”.

El Decreto Ejecutivo 96 establece también que las empresas que reactiven sus operaciones “podrán acordar con los trabajadores reintegrados una reducción de la jornada laboral durante la vigencia del estado de emergencia nacional”. Según Gil, esta redacción abre la posibilidad de que la reducción se haga sin un acuerdo entre las partes y reclama que se establezca de manera obligatoria el consentimiento de los empleados.

En varias sesiones se discutió sobre la posibilidad de que algunos trabajadores suspendidos se reincorporaran con contratos temporales, pero la propuesta fue rechazada por los sindicatos, que se aferran al Código de Trabajo vigente.

Mientras los trabajadores señalan que los empresarios quieren aprovechar la crisis para flexibilizar las contrataciones, los gremios ven en los sindicatos una posición intransigente y que no está acorde con la magnitud de la crisis por la que está atravesando el país.

Enfoque

La importancia de un consenso nacional

El diálogo social, el tripartismo, es decir, la concurrencia del sector obrero, los empleadores y del Ministerio de Trabajo como regente y mediador, es importante para el desarrollo de las relaciones laborales.

En momentos como este, las partes deben deponer intereses a fin de preservar la mayoría de los puestos de trabajo, bajo las medidas de sanidad y salud planteadas por las autoridades.

Darle la espalda al tan necesitado diálogo social, no es más que huir de una responsabilidad que acarrea tanto al sector obrero como al patronal. Esta carga no es únicamente del Estado.

Al final, sea mediante el diálogo o por decisión de la administración de trabajo, se deberán tomar medidas que en materia jurídico laboral sean temporales, posiblemente poco populares, pero que atiendan a ser un paliativo para sortear una carrera cuyos obstáculos y distancia no sabemos con certeza.

A modo de ejemplo, recordemos la Ley No 13 de 1990, la cual en plena post invasión, estableció medidas temporales en materia de derecho colectivo del trabajo, ello debido a la empobrecida economía en la que se encontraba nuestro país. Ante un claro aumento de la tasa de desempleo y terminaciones laborales, se debe tomar liderazgo de estadista y estar conscientes de que indudablemente éstas se darán; decir lo contrario es engañarnos. Debido a ello, es imperativo adecuar normas laborales temporales a fin de procurar que a la postre podamos resurgir como el Ave Fénix.

El autor es abogado laboralista y expresidente de APEDE

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