¿Medidas insuficientes? ¿Error sobre la deuda italiana? En lugar de tranquilizar ante el pánico financiero que ha generado el coronavirus, el Banco Central Europeo suscitó una lluvia de críticas, que apuntaban directamente a su nueva presidenta.
En su primer gran examen al frente del BCE, Christine Lagarde se decantó por un arsenal de medidas destinado a mantener bancos y empresas a flote para evitar una oleada de quiebras, más que por una reducción de las tasas de interés, que por lo demás habría sido más bien simbólica.
Lagarde utilizó un tono firme e incluso hosco, dejando en manos de los Estados lo esencial de la respuesta sanitaria y económica a esta crisis, en contra de su predecesor Mario Draghi que había acostumbrado a los mercados a esperar mucho de los bancos centrales.
Interrogada sobre la desconfianza que genera la deuda italiana y que perturba la financiación del país sumergido por la pandemia del nuevo coronavirus, Lagarde respondió que la misión del BCE no es “reducir los spreads”, es decir, la diferencia de intereses que pagan los italianos en los mercados de deuda frente al bono alemán, de referencia.
Me limitaré a calificar sus declaraciones de accidente ya que soy un ministro de la República. Si no, habría utilizado otra palabra, dijo Stefano Patuanelli, ministro italiano del Desarrollo Económico. Para el ministro, la conferencia de prensa de Christine Lagarde causó la mayor caída en la Bolsa de Milán (-16.92%), pese a que el resto de plazas bursátiles también cayeron.
La respuesta de Lagarde remite al mandato del BCE, que es supervisar la inflación. Pero la forma es tan poco habitual que la presidenta tuvo que rectificar en la cadena CNBC, y prometió utilizar toda la flexibilidad del programa de compra de deuda.
