La economía brasileña, la mayor de América Latina, salió de la recesión al registrar un avance de 0.5% en el último trimestre de 2021, y creció 4.6% anual respecto a 2020, informó ayer el instituto oficial de estadísticas (IBGE).
“Ese avance recuperó las pérdidas de 2020, cuando la economía se contrajo 3.9% debido a la pandemia” de coronavirus, informó el instituto.
El crecimiento anual fue impulsado por el avance en los sectores de servicios (4.7%) e industria (4.5%), mientras que la agropecuaria se contrajo 0.2%, precisó el IBGE.
El producto interno bruto (PIB) de Brasil sumó 8.7 millones de millones de reales ($1.61 millones de millones, al cambio promedio de 2021).
A pesar del dato positivo, los analistas describen el escenario actual como una combinación de estancamiento con inflación, asociado a altos niveles de desempleo, justo cuando el país arranca un año de incertidumbres internas, debido a la elección presidencial, y externas, derivadas del conflicto en Ucrania.
Indicadores económicos clave
4.6%
Crecimiento anual de la economía brasileña en 2021.
-3.9%
Contracción de la economía en 2020 debido a la pandemia.
$1.61
Millones de millones es el producto interno bruto brasileño.
El dato del cuarto trimestre “muestra los efectos positivos del avance de la vacunación, que posibilitó la reanudación de las actividades, principalmente a partir del segundo semestre”, dijo a la AFP el economista Gilberto Braga, profesor del instituto universitario de negocios IBMEC en Río de Janeiro.
Con el avance de 0.5% en el cuarto trimestre del año (respecto al período anterior), Brasil abandona oficialmente la recesión técnica en la que había entrado tras registrar dos períodos consecutivos con resultado negativo: -0.3% en el segundo trimestre de 2021 y -0.1% en el tercero.
En 2021, los precios al consumo aumentaron más de 10%, la mayor inflación anual en seis años.
“Hubo un aumento de los precios para la población trabajadora por la suba de los alimentos, principalmente, y por los altos precios de los combustibles, alineados con los precios del mercado internacional”, explicó Braga.
Para intentar frenar el avance incesante de los precios, el Banco Central de Brasil ha elevado gradualmente, desde marzo de 2021, la tasa de interés de referencia hasta el 10.75% actualmente, pese al impacto que eso supone en el crecimiento del país, de 213 millones de habitantes.
El desempleo, si bien ha mostrado señales de recuperación tras el peor momento de la pandemia, se ubicó en 11.1% en el último trimestre, afectando a 12 millones de personas.
Para 2022, año electoral en Brasil, el mercado proyecta un avance de apenas 0.3% del PIB, según la última encuesta semanal Focus del Banco Central.
La consultora Capital Economics indicó por su parte que espera “un crecimiento de 0.8% en 2022”, proyectando a Brasil “con el peor desempeño en la región para este año.”
“Las incertidumbres en relación al futuro político del país traen imprevisibilidad y van a retrasar decisiones estratégicas en el área económica”, sostuvo Braga.
Las elecciones tendrán lugar en octubre, muy probablemente entre el presidente Jair Bolsonaro y el exmandatario Luiz Inácio Lula da Silva. Además, el impacto del conflicto en Ucrania y las sanciones a Rusia sobre la economía mundial todavía es incierto.
Para la economista Silvia Matos, coordinadora del boletín de proyecciones económicas Macro de la Fundación Getulio Vargas (FGV IBRE), Brasil vive un momento “desafiante” y crecerá en torno a 0.6% este año.
Sumada al contexto interno de incertidumbre, la coyuntura internacional “traerá más inflación” y “reducirá (aún más) el poder de compra de las familias, lo cual restringe nuestro crecimiento”, apunta Matos.